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Abrí la puerta de madera para ingresar al interior, y desde el reflejo espejado de los ventanales se manifestaba la figura tiritarte y acuosa de Deva

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Abrí la puerta de madera para ingresar al interior, y desde el reflejo espejado de los ventanales se manifestaba la figura tiritarte y acuosa de Deva. Sostenía la playera húmeda entre sus dedos, la misma que le había amoldado su cintura antes de exhibir su sostén de encaje -del color que realmente odiaba- que dejaba entrever sus poros dilatados, el nacimiento de sus pechos turgentes y la suavidad de su tez perlada quedándose grabado en mis retinas como una imagen estática.

Todavía no podía creer la forma en la que se había lanzado a la piscina con tal de que su padre no notara que, en vez de filmar su tesis, me estaba enseñando mi propia condición. Quizás eran mis años de experiencia, pero me resultó gracioso ver la desesperación por escapar de un posible aprieto que hace años no veía en una chica de su edad que solían lanzarse a mis brazos sin pudor. Ella era diferente, siempre lo había sido. Desde que tengo memoria su crianza fue estricta, amorosa y sobre todo sabía que Jev, su padre, no conocía mi verdadero trabajo, porque si así fuera, hubiera hecho hasta lo imposible para alejar a Deva de mi lado.

Aunque, en cierto modo, me resultaba extraño que no supiera lo que hago. Muchos de los hombres de su edad se quedan mirándome cada vez que circulo por las calles de cualquier urbe exponiéndose por sí solos delante de sus prometidas o familia, pero Jev, al parecer, tenía un limitado conocimiento de la tecnología. Gracias a Dios.

Al mismo tiempo, repercutía en mi cabeza que su padre no supiera de qué trataría lo que expondría Deva ante su clase en tan solo un par de meses. ¿Acaso no había comentado su proyecto con sus allegados con el único propósito de que no arruinar su creatividad? ¿O estaba protegiendo mi identidad? En verdad, optaba más por la primera opción,

- ¡Bastian! - ladró cuando la malla de la puerta se cerró por completo. Volví a sonreír por la ocurrencia que me había causado todo su breve espectáculo, y atisbaba como intentaba colocarse su playera húmeda para ocultar el sujetador empapado.

Me reía por el simple hecho de que no había un trasfondo en mi pedido personal. No había nada en lo cual revolver, y que ella lo creyera me permitía especular hasta donde podía llegar su ingenuidad. Pensar que solo le había solicitado que se colocara lencería para que retrocediera en su idea de filmar a un actor para el entretenimiento adulto, creyendo que con ese pedido y aprovechando mis actuados instintos seductores lograría deshacerle esa idea. Sin embargo, no funcionó.

Deva había cambiado superficialmente, porque en su interior seguía siendo la misma niña orgullosa que no admitía sus fallas, que si no cumplías sus ordenes se enfadaba, que no podía quitarse una idea de la cabeza a la hora de crearla y se colocaba nerviosa si descubrían sus más profundos reconcomios como lo había hecho hace días atrás.

A través del espejo de pie de mi habitación, el mismo que me habían regalado después de concluir mi penúltima película hace unos dos meses, había descubierto su rostro en medio de la oscuridad de su habitación intentando ver mis próximos movimientos e invadiendo mi espacio personal, y cuando decidí jugar con sus sentimientos quitándome la toalla de algodón, desapareció al instante. Cuando se lo comenté, quedó helada, pero no quise indagar en el asunto cuando tenía mucho material para usar y pretender que diera retroceso.

Ella ya no era una niña como lo recordaba. Su cuerpo moldeado naturalmente, con unas curvas que hipnotizaban y su tez blanquecina que revelaba los cintos de lunares dispersos por su piel me hacían caer en una rendición poco normal. Su cabello extenso, al igual que sus hebras des pigmentadas que decoraban el azabache que moldeaba la coronilla de su cabeza hacían que tornaba a mi infancia donde solía colocarle pequeñas flores y preguntaba cada dos minutos si se teñía el cabello.

Deva había crecido, y era hermosa.

Desde que supe que ella sabe lo que hago, comencé a pensar en cómo se lo había tomado. Nunca se lo pregunté, pero la curiosidad carcomía mi cabeza día y noche. ¿Le resultó extraño saberlo? ¿Se siente incómoda en mi presencia? Aunque a la última pregunta la generaba la ansiedad, sabía que si le resultaba incomodo no hubiera insistido en aproximarse y saber más sobre mí, y eso me dejaba un poco tranquilo.

No obstante, no podía contarle todo. No puedo dejar que sepa más de lo necesario. Volteando y divisándola a la distancia insistiendo en que su cuerpo empapado se amoldara a su playera, los recuerdos tornaban a mi mente como un remolino que me desestabilizaba. No quería que el personaje sádico que había creado ante las cámaras y que se había implantado en mi cuerpo emergiera ante Deva. No sin que ella lo quisiera.

Por eso no quería seguir grabando. No hoy. Verla a medio vestir había hecho que algunos de mis instintos depredadores que creí haber enterrado resurgieran de la oscuridad y ansiaran devorar su inexperiencia hasta quebrantarla.

Debía respirar y entender que por eso estaba en San Diego. Debía mentalizarme que aquí estaría tranquilo y que nadie lo sabría.  

Además, su filmación era solo para contenido de información y pese a que me disgustaba la idea de volver a exponerme, creía que podía pasar el tiempo junto a una persona que lograría hacerme olvidar, solo por un instante, lo que solía atormentarme cada vez que necesitaba cerrar mis ojos.

No volvería a suceder, no mientras este lejos.

Mi sonrisa había desaparecido tan veloz como la ráfaga de viento que se quedó atascada tras la puerta. Había ingresado con el único propósito de tomar una toalla y entregársela, pero dejar que su mente creyera que era un cretino por dejarla sola en medio de nuestra sesión hacia que me animara un poco.

Tomé una toalla de algodón seca y al salir, ella había desaparecido junto con sus pertenencias.

El tiempo en mi mente rememorando, así como reflexionando, todo lo sucedido había trascurrido en un parpadeo. Sin embargo, no había medido la línea horaria fuera de mi cabeza, perdiendo la oportunidad de estar un poco más de tiempo con ella.

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Hola, pipol.

Les enseño un poquito del POV de Bastian comentando algunas cositas curiosas de su vida y su pasado, un pasado que no quiere revelar...

¿Qué piensan que puede estar escondiendo?

Si les está gustando la historia, háganlo saber votando y comentando mucho por favor 🫶🏻

Besitos 💋


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