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—¿Taehyung? ¡Taehyung, levántate!

¿Asesinar a tu compañero de piso por intentar despertarte era ilegal? Tendría que preguntarle a alguien de la escuela de leyes. Pero no en las próximas horas. Aún medio dormido, Taehyung sabía que algo terrible ocurriría si abría los ojos.

—¡Maldición! ¡Taehyung!

Jimin abrió las persianas de la habitación dejando entrar la maligna luz solar. ¡Sí, maligna! Todos los estudios científicos sobre sus beneficios eran mentira, una excusa para hacer a las personas salir de la cama y ser productivos y Taehyung no quería. No obstante, su amigo tenía otras ideas y ahora luchaba por arrebatarle la almohada con la que se tapaba la cara.

—¿Qué pasa? —dijo él, poniéndose el brazo sobre los ojos a modo de escudo—. ¿Sabes una cosa? No me interesa.

—Vas a perder un examen parcial.

—¿Qué?

Algo dentro de él reclamaba que prestara atención y esa voz estaba opacando a la que le decía que siguiera durmiendo.

—Ese examen de Química o Anatomía para el que has estado estudiando es hoy, en quince minutos. Lo dice tu calendario.

Como si la cama tuviera un resorte que no era controlado por él, Taehyung salió disparado y, sin perder el paso, se metió en el baño. No formaba ningún pensamiento coherente. Solo seguía un impulso que le decía que tenía que seguir moviéndose.

Sin embargo, la lamentable imagen que le devolvió el espejo lo hizo salir del modo automático para enfrentarse con esa realidad que quería evitar. Tenía el cabello revuelto, que de seguro olía a noche de fiesta, y círculos negros bajo los ojos que hablaban de muchos días acostándose de madrugada, no precisamente por estar estudiando.

Solo tenía tiempo para lavarse los dientes. Necesitaba sacarse el sabor amargo de la boca y, además, debía intentar borrar el rastro de unos besos que no habían significado nada y todo al mismo tiempo.

Sin embargo, no importaba las maravillas que prometiera Colgate en sus anuncios televisivos, el flúor no sustituía a una lobotomía, y eso parecía ser lo único que funcionaría para hacerlo olvidar la boca de Jungkook sobre la suya, sus manos en su cuerpo.

«No eres ese tipo de chico» era una frase que pasaría a la historia como el símbolo universal de la humillación.

—¿Qué estás haciendo, Taehyung? —Jimin lo estaba esperando sentado en su cama y con rostro severo cuando regresó a la habitación.

—Necesito vestirme.

Taehyung abrió el clóset y no sabía si gritar por la frustración o sentarse en el piso a llorar de la desesperación. Casi no tenía ropa limpia, porque los dos últimos fines de semana había estado con Jungkook y no había lavado.

—Oye —El pelirrojo salió de la cama, advirtiendo que estaba a punto de derrumbarse, y le tendió unos pantalones y una camiseta que estaban en el suelo, pero que no tenían ningún rastro visible de suciedad.

—Gracias —dijo sinceramente, deseando hacerle una estatua lo más pronto posible, y comenzó a vestirse.

—Esto tiene que parar —Jimin estaba ahora organizando su mochila.

—No sé de qué estás hablando.

—Estoy hablando de Jungkook. Estoy hablando de que sales con él cada noche, bebes, llegas de madrugada, faltas a clases, no estudias y estoy seguro de que has dejado de entregar trabajos y perdido algunas pruebas. ¿Es eso lo que quieres? ¿Botar a la basura tu carrera en la universidad por un chico que no hace otra cosa que salir a un bar distinto cada noche? Estoy seguro de que es un dios del sexo, el mejor que has tenido, pero…

Addicted To You ❀ KooktaeOnde histórias criam vida. Descubra agora