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Esa noche, Taehyung salió hacia The Lost ataviado con el mismo traje con el que asistió a la gala. Era, probablemente, muy elegante para el lugar. Claro que, para minimizar el precio que de seguro había marcado la etiqueta, se deshizo del blazer y la faja, conservando la suave camisa de seda de color marfil.

—¡Feliz cumpleaños, Namjoon! —dijo en cuanto llegó a la mesa habitual, tratando de sonar lo más espontáneo posible.

De hecho, la felicitación le salió con tanta alegría que, de seguro, se hubiese ganado un puesto en el grupo de animadores si hubiese habido un cazatalentos en los alrededores. No obstante, a pesar del jubiloso saludo, todo pareció congelarse en cuanto llegó: las conversaciones cesaron y sintió que miradas incómodas le taladraban el cuello. Incluso Jin, sentado al lado de homenajeado, tenía la boca abierta y lanzaba ojeadas nerviosas a su derecha.

—Te traje esto —le entregó a Namjoon su regalo envuelto en papel celofán con un lazo negro. A fin de cuentas ya estaba allí y tenía la caja en la mano.

—Eres el chico más dulce que conozco —le contestó tomando la caja y regalándole una sonrisa.

—¿Qué hay de mí? —protestó Seokjin ofendido.

—Tú eres el más sexy.

Al menos el intercambio entre esos dos lo relajó un poco. Tal vez todas las miradas y silencios se los había imaginado. Una manifestación ficticia que reflejaba lo que estaba sintiendo, una excusa de su tramposo inconsciente para acobardarse.

—¿Te vas a sentar con nosotros? —inquirió Namjoon y no se permitió dudar.

—Seguro.

Cuando se giró para buscar un asiento vacío, el corazón se le aceleró. Jungkook estaba allí, sentado en el sofá con los brazos extendidos en el respaldar, la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Las marcas de la pelea de la noche anterior aún no se habían desvanecido y Taehyung quería preguntarle si se las estaba tratando adecuadamente.

—¿Qué quieres tomar? —le preguntó Hoseok, aún visiblemente incómodo, pero dando golpecitos en la silla vacía a su lado.

—¿Qué están bebiendo ustedes?

Pasando de la indiferencia de Jungkook se sentó, por lo que ahora tenía a Namjoon y a Seokjin enfrente, a Hoseok a su derecha y a Jungkook en el sofá a su izquierda. En el medio de todos estaba la mesa como terreno neutro.

—Tequila —Jaehyun apareció con una botella de José Cuervo y la puso desafiante sobre la mesa—. ¿Ha tomado tequila alguna vez, doctor, o teme que mate muchas de sus neuronas?

—No soy doctor —replicó casi con fastidio—. Es el cumpleaños de Namjoon y él se merece unas cuantas de mis neuronas.

—Si tú lo dices —Jaehyun puso un pequeño vaso frente a él, destapó la botella y sirvió un trago—. Ahora la sal.

Como lo había visto hacer en varias oportunidades, Taehyung echó un poco de sal en su mano para luego lamerla.

—De un solo golpe —le dijo el chico empujando un poco más el pequeño vaso en su dirección.

Taehyung tomó el vaso con decisión y se lo empinó de un solo trago.

¡Quemaba! Sintió que un fósforo encendido viajaba por su garganta abrasando todo a su paso hasta que aterrizó en su estómago. Los ojos se le llenaron de lágrimas y comenzó a toser.

—Toma, chupa esto.

Apurado, Seokjin le pasó una rodaja de limón y el sabor ácido calmó la quemazón. No obstante, algo estaba estallando en su cerebro con la misma rapidez con la que el líquido había sido consumido, pero con una diferencia: no se sentía mal sino extrañamente liberador, algo así como aflojar un poco un cinturón muy apretado.

Addicted To You ❀ KooktaeWhere stories live. Discover now