𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔠𝔦𝔫𝔠𝔬

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Joel y Tess indicaron el camino a Betty y Ellie hacia su departamento. El hombre abrió la puerta, entró, y esperó a que pasaran. La menor miró a su alrededor sin disimular, a diferencia de Betty. Esta dio un vistazo rápido.

—¡Cierra la boca!— Ellie se acercó hacia una pequeña mesa junto a la ventana que tenía un aparato encima mientras dejaba su mochila en medio de la sala de estar—. ¡¿Es una radio?!— dijo, emocionada.

—No toques nada, Ellie— refutó la chica con amabilidad, dejando su mochila en el suelo con delicadeza.

—Pero...— movió sus dedos de manera divertida, acercándolos al aparato— es una radio.

—Y no es tuya. Tienes que pedir permiso.

La menor giró hacia Joel y Tess, que observaban cerca de la entrada la interacción entre la chica y ella.

—¿Puedo...?— empezó a decir Ellie, pero Joel la interrumpió.

—No— habló en tono cortante—. Está muy deteriorada, y la necesito funcionando.

La menor soltó un bufido y se tiró al viejo sofá negro, haciendo que rechinara.

—¿Qué no puedes mantenerte quieta?— susurró el hombre con irritación.

—Ya estoy quieta— la menor apoyaba su cabeza en el espaldar, mirando el techo—. Qué pesado...

—¿Podemos hablar afuera?— murmuró Tess al oído de Joel con severidad. Él miró a la mujer salir al pasillo, y la siguió. Dejó la puerta entreabierta para asegurarse que Ellie no quisiera tocar nada más.

—¿Qué demonios, Joel?— la mujer se cruzó de brazos. Tenía la mandíbula apretada—. Casi matas a un hombre de Marlene frente a una niña...

—¡No soy una niña!— escucharon decir a la menor en voz alta. Joel rechinó los dientes, y Tess tomó su brazo para llevarlo hacia el otro extremo del pasillo, quedando ambos junto a una ventana.

—Apareció esa chica de repente y casi arruinas todo— dijo Tess—. ¿Quién es ella?

—Ya lo dije— miró a la mujer con firmeza—. Solíamos vivir en el mismo lugar.

—¿Y solo por eso ibas a hacer explotar la cabeza de un miembro de las Luciérnagas?

—Solo fue una amenaza...

—Si te hubiese desafiado abrías apretado el gatillo.

—¿Cuál es tu punto, Tess?— se encogió de hombros—. No pensé que fueras esa clase de mujer...

—Soy una persona que trabaja con otra— interrumpió, enojada—. Somos compañeros, Joel. Amigos, incluso— tragó saliva al decir esto último. Respiró hondo para evitar que la invadiera un sentimiento de tristeza—. Se supone que conocemos la vida del otro, y por eso trabajamos juntos. O eso pensé hasta hace un momento. Nunca hablaste de esa chica...

—Betty.

—¿Quién es, Joel?— dijo, haciendo una pequeña pausa entre cada palabra para enfatizar la oración.

El hombre respiró por la nariz y rechinó los dientes. Permaneció en silencio, porque no era capaz de articular palabra sobre quién es Betty para él realmente.

Habían sido todo, y a la vez nada.

—Viví en un pueblo pequeño, y todos nos conocíamos. No hay nada más que decir.

Tess soltó un bufido, sonriendo con sarcasmo. Frotó su rostro con una mano, y se quejó al presionar con sus dedos la zona morada de su ojo.

—Tal vez necesitas tiempo para procesarlo, y te lo voy a dar— lo señaló con su dedo índice—. Pero la próxima vez que te pregunte, quiero la verdad. Si vuelves a decir la misma mierda de hace un momento, te daré la espalda— detalló el rostro serio del hombre—. Iré a asegurarme que podamos salir de aquí sin problema cuando anochezca.

Back To MeWhere stories live. Discover now