𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢

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Betty observaba la vidriera de la perfumería mientras Anna atendía a un cliente en la caja registradora. Segundos después, el hombre salió con una bolsa de papel con el logotipo de la tienda. Anna sonreía ampliamente y, cuando el cliente satisfecho salió, relajó su rostro con un pesado suspiro.

—Sin duda lo más agotador de este trabajo es ser amable todo el tiempo— dijo su amiga mientras estiraba sus brazos y caminaba hacia ella.

—Lo sé— Betty seguía observando la vidriera, aunque en sus pensamientos no se encontraba allí.

—¿Hola?— Anna pasó su mano frente a los ojos de Betty, haciendo que esta sacudiera ligeramente su cabeza. La observó con ceño fruncido—. ¿Qué te ocurre? Nunca te han interesado tantos los perfumes.

—Nada.

Anna le dedicó una mirada con la que podía decir "¿es en serio?" sin emitir palabra alguna.

—Betty, nos conocemos desde que el universo hizo que naciéramos el mismo día en el mismo hospital. Estamos juntas desde el retén de recién nacidos. Compartimos cumpleaños y compartimos vidas. Te conozco.

Betty sonrió a boca cerrada.

—Solo estaba pensando.

—¿En qué?

La chica suspiró, preparándose mentalmente para la reacción de su amiga.

—Joel me pidió que lo ayudara a comprar unos libros. Iremos al Barnes and Noble del centro comercial y...— Anna lentamente formaba una sonrisa en sus labios cada vez más intensa y apretaba sus puños a la altura de su pecho debido a la emoción—. Por favor, detente. Me estás asustando...

Su amiga soltó un pequeño grito eufórico mientras daba saltitos. Se abalanzó sobre Betty, y esta la tomó en sus brazos a tiempo para que no cayera.

—¡Su primera cita! ¡No puedo creer que al fin esté pasando!— colocó sus manos en los hombros de Betty y le dio una rápida sacudida.

—No es una cita, Anna— apartó el agarre de su amiga con ceño fruncido y mandíbula apretada—. Por eso no quería decirte nada. Te pones...

—¿Feliz por ti? Siempre lo hago cuando te pasan cosas maravillosas. Que no es muy a menudo, por cierto...

—Deja de decir tonterías.

—Digo la verdad— se encogió de hombros mientras limpiaba uno de los estantes con un trozo de tela que había sacado del bolsillo de su delantal rosa pastel—. Desde que los vi juntos ese día en el supermercado, supe que algo pasaría.

—Solo somos amigos— la chica bajó la mirada y tragó saliva, pensando en lo que había ocurrido en su casa días atrás.

—Betty...— reprochó. Giró su cuerpo hacia ella, y apoyó el codo en el estante—. ¿Sabes que eres una pésima mentirosa?

—Te digo la verdad— levantó la vista para observar los ojos azul intenso de su amiga. Por más que Anna quisiera parecer seria, su rostro redondeado y labios que siempre formaban una ligera sonrisa la hacían lucir vivaz y radiante. Sin poder evitarlo, Betty parpadeó repetidas veces.

—¡Estás mintiendo!— dio un ligero golpe con el trozo de tela en el rostro de su amiga. Pensó por un momento, y su expresión se transformó en sorpresa—. Ya están en algo, ¿no es así?— los ojos de Betty se expandieron, haciéndolos ver más grandes de lo que ya eran. Tragó saliva—. Oh por Dios... ¿tuvieron relaciones?

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