16- Espiral de caos.

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—Jacob

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—Jacob.

No recuerdo exactamente como empezó este descenso a lo pecaminoso y sucio.

Tal vez fue en aquella fiesta el primer sábado luego de acción de gracias, cuando me cansé de lucir como un patético chico y decidí tomar las riendas de mi vida. Esa fiesta que Jack por casualidad menciono y yo me auto invite, sorprendiéndonos a ambos al instante.

—¿Tu en una fiesta? — habia preguntado.

—Si, ¿Qué pasa con que quiera ir? — pregunte a la defensiva, —¿no soy bienvenido?

—No, nada de eso, solo que es sorprendente — dijo con total sinceridad. — no vas a una desde el instituto, eso pagaría por verlo. — fueron sus palabras exactas y al ver que iba en serio, no pudo evitar decir, — ¿comprendes que, si vas a una fiesta conmigo y Dylan, vamos a corromperte?

Hubiera reído en ese momento si tuviera deseos.

¿Corromperme? Eso ya lo habia hecho alguien más. No creía que alguien más fuera capaz de hacerlo, pero estaba equivocado. Jack y Dylan, lograron que descendiera unos centímetros más a la cueva de la corrupción.

Luego de esa fiesta en la fraternidad de Dylan, todo se volvió un caos.

Alcohol, sexo y música, habían llenado todo mi sistema y ahora eso me habia cambiado de cierta manera, pero lo verdadero es que el sexo... vaya, eso si que me habia ayudado.

No recuerdo exactamente sus nombres y odie ese en un principio. Me habia vuelto el tipo de chico que siempre desprecié, ese tipo de chico que siempre vi en mi hermano mayor cuando íbamos creciendo, pero que ahora se habia vuelto mi manera de vivir.

Primero fue Karla o Karen, ya no recuerdo. Ella morena, con ojos cafés y unas grandes delanteras. Lo habíamos hecho en el baño de aquella casa de fraternidad, mientras del otro lado de la puerta mis amigos gritaban hurras a mi incursión en la vida sexual y ella gemía con fuerza.

La segunda habia sido, Amber... oh, Amber. De esa chica, si recordaba su nombre, porque me habia hecho una mamada increíble en el patio trasero de la misma fraternidad, noches después.

Luego fue Loli, en mi auto.

Luego Prissy, contra la pared de un callejón oscuro a fuera de un club.

Entonces a partir de ahí vino el borrón, hubo una Anna, una Luciana, una Sofia y muchísimos nombres más que no podía recordar. Ella sobre mí, ellas bajo de mi y de espaldas también. Habia comprado tantos condones que habia olvidado mi adicción a las sodas.

Había caído en una especie de espiral que me consumía con rapidez, haciéndome olvidar lo que una vez fui.

Mi vida se resumía a sexo, alcohol y estar en clases medio dormido, medio despierto. Muy a mi pesar, tenia que cumplir con mis clases, aunque no haya dormido nada la noche anterior, así que sacrificaba mi cuerpo y asistía, hacia mis tareas y trataba de estar al dia siempre, lo que menos deseaba era que mis padres comenzaran a interesarse en mi vida académica si recibían un mal reporte de calificación.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Where stories live. Discover now