Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔

49- Decidir.

—Natasha.

Ayer fue la primera noche luego de mucho tiempo, donde pude dormir tranquila, primero porque Katya pareció dormir igual de bien con su luz encendida y segundo porque yo al final habia encontrado mi redención, habia dormido con una sonrisa en el rostro al recordar los momentos con Jacob y las promesas. Su mensaje de texto era lo que necesitaba para estar segura y confiada de que todo saldrá bien o al menos, todo lo bien que se pueda salir de una situación como esta.

Esta mañana me sentí renovada al despertar, habia tenido deseos de levantarme de verdad y luego de haber entrenado muy temprano como siempre, me dispuse a hacer el desayuno para mi hermana y para mí, solo que me encontré con la sorpresa de que Katya estaba ya delante de los fogones, luciendo uno de esos vestidos largos que ocultaban todo, y estaba preparando unas tostadas francesas con crema y fresas.

—Babushka me enseño la receta — comento por lo bajo y con algo de timidez. Yo le regalé una sonrisa alentadora y le di un bocado a la primera lista que tenía, dándome cuanta al instante los deliciosas que estaban. Y recordé con añoranza a mi abuela, quien no habia vuelto a llamarme.

—Esta buenísimas — le habia dicho, viendo cómo se sonrojaba un poco por el cumplido.

—Prepare sumo, está en la nevera — y luego de eso, ambas nos dispusimos a tomar el desayuno en silencio, por mi parte, pensando en las diversas citas que tenía hoy, en la tarde entrevistaría a algunas chicas para el puesto de asistente del área administrativa de mi academia, no podía seguir ocupándome de todo y también tendría que ir a ver a Connor, sin dejar por fuera que llamaré a ese abogado para concertar una cita para tratar el caso de Katya, pero aún estaba el hecho de que no sabía con quién dejar a Katya, no queria que estuviera sola.

No podía pedirle más favores a Jenna porque tenía sus ocupaciones, mi hermana tendría que venir conmigo al trabajo.

—Oye, Tasha, queria hablar contigo— susurro mi hermana más tarde cuando me vio salir abotonándome el abrigo de invierno, ocultado así mis jeans, blusa con mangas largas y las botas de tacón grueso.

—Claro, ¿Qué pasa? — pregunte peinando mi cabello y revisando que todo esté en mi bolso.

—No tienes por qué preocuparte por mí, ya tenías una vida antes de que llegará aquí y no era mi intención tenerte en este estado de maternidad, cuando eres mi hermana. — sus palabras me dejaron sorprendida, — yo puedo estar sola aquí, no voy a salir, ni le abriré a nadie.

—No quiero que estes sola todo el dia aquí, eso no está bien.

—Ya estoy acostumbrada a estar sola, no voy a morirme — espeto jugando con la punta de una de sus dos largas trenzas.

—Y ese es justo el problema, que no quiero que este sola, eso no ayuda en nada.

—Ya estas ayudando más de lo que crees, vas a buscar un abogado para mí y vas a llevarme un loquero para que me arregle la cabeza, eso es más de lo que cualquier otro ha hecho por mi — y sus palabras me sensibilizaron. Di un paso a ella y tomé una de sus manos frías, pero firmes.