Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔

29- Conversación.

—Natasha.

Siento otra caricia de las incontables que ha estado trazando en mi espalda de manera prolongada desde nuestro ultimo asalto. Cuando deje que se corriera dentro de mi sin preservativo.

Una maravilla.

A pesar de mi larga experiencia sexual, ni siquiera mi primera vez o con Connor incluido, nunca habia tenido sexo sin preservativo antes. Lo que fue una experiencia alucinante y reveladora.

No sé qué me poseyó, pero lo deseaba directamente en mí. Lo anhelaba bombeando completamente desnudo dentro de mí.

Usaba pastillas anticonceptivas desde que me mude a este país, habia tenido descontrol hominal por años y mi ginecóloga recomendó ese método para regularlo, con el pasar del tiempo se volvió una práctica que conservaba. Una que valió la pena al final.

Sentirlo derramarse dentro de mí, escuchar sus gemidos de placer y sus caricias sobre mi piel, era algo que no podía describir, una experiencia inigualable que no lograba comparar con nada que haya hecho antes.

Otra cosa que Jacob grababa sobre mi piel a fuego.

Llevo la mirada a su rostro apacible, que mira directamente al techo parpadeando con tranquilidad, tan sereno como si no estuviéramos al borde del peligro, como si no estuviéramos aparentando que fuera de esta habitación éramos algo totalmente distinto.

Mi cabeza estaba reposando sobre su hombro desnudo, mi cuerpo apretado a su costado, con una mano en su pecho y una pierna que el sostenía sobre su abdomen. Mientras que con su otro brazo que rodeaba mi cuello desde abajo, no dejaba de hacer caricias sobre mi espalda, instándome a estar en un estado adormilado, pero a pesar de estar en un estado de completa satisfacción por primera vez en mi vida, una alerta no dejaba de gritar en mi cabeza.

Debo regresar arriba pronto o Connor podría darse cuenta que llevo horas lejos de él, pero no me muevo a pesar de que mi cerebro me lo grita. Me quedo en mi lugar.

Solo necesitaba un momento más así. Solo un poco más y ya. Tal vez una eternidad.

—¿En que piensas? — pregunto de pronto, para evitar pensar en lo que acabo de pensar. Prefería escuchar su voz a la que comenzó a gritar como loca en mi cabeza.

Su mirada azulada se aparta del techo y me regresa a ver. Su barbilla cincelada se coloca en mi dirección y acepto toda su atención en mí. Ha estado en silencio desde que hemos terminado y sin poder evitarlo, siento miedo de que tal vez ya ha tenido suficiente de mí, de que ha saciado por completo su deseo al tener todo lo que tenia para darle.

—En lo increíble que es tenerte aquí — susurra con suavidad y se inclina hacia adelante, rozando nuestros labios y a pesar de que, la alarma anti-romance, truena en mi cabeza, dejo que me dé un corto beso. Mi pecho no puede evitar inflamarse mientras mi cabeza da vueltas por la locura que se desata allí. Cuando me aparto de él, nos miramos lentamente y lo que veo en sus ojos me inquieta un poco.