48- Arriesgar.

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—Jacob.

Cuando Jenna me dijo que Natasha estaba en este hotel, supe que estaría en esta habitación, pero de cierta forma no sabía cómo sentirme del toco con respecto a eso. Estaba dividido entre la sorpresa, confusión, alegría y furia, esta última porque docenas de escenarios se presentaron en mi cabeza, tal vez celos y al final me maldigo por la desconfianza en ella, y en mí mismo, aunque haya sido solo por un momento.

El medio a perderla, a que cayera envuelta en una trampa de su propia mente y tuviera apego a los viejos hábitos, pero verla parada en la puerta, cualquier duda se murió, la manera en la ella me vio me dejo saber que sentía lo mismo que yo. No tuvo que decirlo, esa mirada estaba cargada de tanto afecto que era imposible de ignorar.

Le habia tomado o más bien, ella me habia tomado a mí por completo.

Siento una caricia sobre los dedos de mi mano que se apoyan en su abdomen, mientras todo mi pecho se pega a su espalda, perdiéndome sostenerla abrazado en la cama, con las mantas sobre nuestro cuerpo cubriéndonos. Mi nariz no se despega de su cabello largo y que cae sobre su espalda pegándose a mi tórax. Mi otro brazo está bajo su cabeza tirando de ella hacia mí para tenerla completamente pegada, percibiendo cada respiración calmada y cada estremecimiento cuando uno de mis dedos bordea su ombligo con tenues mimos.

Sus dedos hábiles vuelven a dejar una estela de suaves toques sobre los míos, yo ronroneo como un gato saciado y me acaricio mi mejilla en su cabello, escucho una pequeña sonrisa de su parte.

—¿Te estas burlando de mí? — pregunto con diversión, dejando un beso sobre su hombro desnudo.

—Eres como un gran gato — murmura y admiro la conexión que hay hasta en el pensamiento.

—No es mi culpa, es tuya por dejarme saciado —. Dejo otro beso sobre ella, esta vez en su cuello, ella se encoge y suelta otra risa. Nos abrazamos un rato más, alargando el tiempo de silencio y posponiendo la conversación que hace falta tener.

Cierro los ojos y espero el momento oportuno, pero es ella quien luego de un rato se retuerce entre mis brazos haciendo que la vea por los parpados entrecerrados y la encuentra mirándome de frente, mientras rodea mi cintura con su brazo delgado.

—¿Qué va a pasar ahora? — pregunta con la voz tan suave como un suspiro. Mis dedos pican cuando se posan sobre su cabello, peinándolo hacia atrás y tanteando la textura gruesa pero suave de sus hebras abundantes de aquel color tan oscuro.

—¿Con que? — cuestiono perdido en su aroma y en toda ella.

—Con nosotros.

Mis ojos bajan a los suyos, justo cuando uno de mis dedos rodea su pómulo a la vista, para bajar lentamente por su cuello, dejando una estela de caricias que le erizan la piel.

—Mmm, con eso — vuelvo a ronronear, para seguido liberar una sonrisa —, pues lo que va pasar es que vas a ser mía, vas a ser mi chica.

El torbellino en mi corazón es acelerado, tenerla para mi es importante, ser rechazado me devastaría, aun así, me aferro a mi autoconfianza y lucho con el miedo. Espero expectante su respuesta, fingiendo estar tranquilo, cuando en realidad los nervios veloces se expanden por mi cuerpo.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Where stories live. Discover now