CAPÍTULO 30

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Una semana después...

🦦 Young Saeng 🦦

Aun somnoliento, se sentó en la silla frente a la mesa de desayuno. Ya se había aseado, alistado y preparado uno de sus desayunos nutritivos de cada mañana, el cual iba a devorar en esos instantes. Pero sus ánimos estaba muy debajo de lo normal.

El reloj de la pared marcaba las siete de la mañana.

Se habia levantado mas temprano de lo normalmente lo hacia. Los malos sueños habian estado molestándolo a altas horas de la madrugada, haciéndolo levantarse demasiado sudado y con la garganta seca.  Obligándose a tomar varios vasos de agua para calmar su molestia. Aquellas pesadillas de las que algunos dias recordaba y otros como el día de hoy, que olvidaba lo que fuera que soño. Todo eso hacia que se le hiciera difícil volver a conciliar el suyo.

Mordió una de las tostadas y agarro su móvil entrando directamente a su cuenta social, de la cual desde que la activo no habian parado de mandarles mensajes privados.

Periodistas deseando conversar con él y entrevistarlo. Algo que Saeng estaba dispuesto a no ceder jamás.

Su abogado ya estaba encargándose de aquel tema. Pedir a aquellos medios de comunicación y agencias, que bajarán las insistencias sobre saber la causa del fallecimiento de sus padres, del motivo de su desaparición y obviamente saber de su vida personal.

No eran los únicos, porque el también quería obtener respuestas de algunas cosas.

Término de desayunar y guardó en el microondas la porción que le tocaba a Minwoo.

Ayer habia estado preocupado al momento que vio a su amigo con golpes en el rostro. Felizmente no habían sido nada grave, que una rápida desinfectada, una pomada y analgésicos para el dolor de la que se quejó Minwoo, fueron suficientes.

Aquel robo le quito a su amigo el móvil y algo de dinero que había llevado para sus pasajes. Un buen susto se habia llevado.

Saeng camino y subió los tres escalones para luego seguir el pasillo hacia el cuarto de Minwoo. Empujó la puerta y entró. Quería revisar si estaba mucho mejor, y al parecer la hinchazón había bajado considerablemente, y el corte en el labio no se notaba demasiado. Lo dejo aun seguir durmiendo, pues el día empezaba a las nueve de mañana, para estar a las diez ya listos para las clases.

Bajo otra vez hacia la cocina, donde tomó su bolso café, las llaves y su cartera llevándolas a guardar junto a sus demás pertenecías. Se arreglo un poco con la mano, esos cabellos que siempre se ponían en contra de el.

El transcurso hacia la academia está vez fue bastante rápido, que al alrededor de las ocho ya estaba subiendo hacia el tercer piso, claro, luego de saludar a la chica de la cafetería y pedir igualmente su starbucks.

Al llegar al piso tres, se encontró también con los gemelos que de igual manera habían llegado temprano. Los saludó animadamente, aunque no estaba en sus cien porciento. Igual una sonrisa no se le negaba a nadie, y menos a personas que lo recibieron tan bien.

Ingreso al salón y al instante sin tomarse mucho tiempo, lleno el espacio de música. Esperaba que por lo menos eso le levantará un poco más los ánimos. Diez minutos mas tarde, y estaba correctamente vestido para un poco de práctica en el tubo. Unos short grises y un polo manga cero, ambos de material licra, adherido a su cuerpo. Eso hacia más fácil su flexibilidad.

Empezó con sus cinco primeros calientamientos prácticos, porque el quedar con alguna lesión era lo que menos quería agregar a su lista de vida.

Estiramiento de cadera, estiramiento de cuádriceps, espagat era uno de sus favoritos, deslizando sus pies hacia los lados, abriendo las piernas hasta conseguir un ángulo de 180 grados; luego estaba el estiramiento de cobra y por ultimo el estiramiento de los tendones.

AL RITMO DE LA SEDUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora