AL RITMO DE LA SEDUCCIÓN

CAPÍTULO 44

🦦 Young Saeng 🦦

Otra vez. Otro día más que esa pesadilla aparecía en su cabeza, dejándolo confundido, con miedo y con una sensación extraña en el cuerpo.

Apenas abrió sus ojos, ellos se enfocaron en una figura al lado suyo, uno que dormía sobre el brazo, y sin abrigarse. Saeng arrastró sus sábanas para cubrirlo, pero en ese instante los ojos de Minwoo se abrieron.

—Minwoo —llamó Saeng.

—S-Saengie... ¿Estas mejor? —minwoo se frotaba los ojos con los dedos, parpadeando varias veces para enfocarlo.

—Sí —afirmó con un tono poco convencido—, pero esa pesadilla aún no me deja en paz. E-ese niño, tengo que ser yo, no hay du...

—No pensemos en eso, si —Minwoo lo silencío, arrastrándo su rostro para lo mirará—, explícame mejor que pasó ayer.

Saeng no demoró ni un segundo en contarle todo. Ayer había sido un día lleno de revelaciones. Estaba la caja y lo que encontró en ella, estaba el intenso dolor en su cabeza cuando imágenes casi nítidas lo embargaron, y por último, estaba Hyun y su declaración, esa que ahora lo hacia dudar si seguir o no con lo que tenía planeado hacer.

Corresponder a ese beso no había sido buena idea, porque eso solo lo enredó más. Mierda, pero el cuerpo de Hyun, lo cálido y correcto que se sintió posicionarse en esos brazos, lo había disfrutado tanto, se había sentido protegido, que temía recaer nuevamente si Hyun volvía.

—No puedes creerle —le pidió Minwoo—, no, no, no tan rápido, aún no es el momento, debes seguir con lo planeado Saeng, no puedes simplemente perdonarlo y ya.

—Yo no dije que lo he perdonado, Minwoo —aclaró seriamente Saeng, mientras se incorporaba en la cama—, solo que hay una mínima posibilidad...

—De caer otra vez en sus brazos —mencionó Minwoo, no dejándolo terminar. Se puso de pie, y miró desde su posición a Saeng—, no creó que seas tan ingenuo ahora que sabes que ese hombre se guió de chismes, y por esa razón se burló de tí, por que eso hizo Saeng... ¡Hyun se burló de tí! —dijo lo último, levantando un poco el tono de su voz.

Saeng notó el enojo de Minwoo, pero aún con lo enojado que pueda estar su amigo, no tenía el derecho de levantarle la voz. Saeng dejo de verlo,  se retiró las sábanas y salió de la cama.

—Te dejaré aquí por unos minutos, para que te tranquilices —dijo Saeng, buscando su móvil en la mesita de noche, pero no lo encontró, así que solo se giró y observó a su amigo, a quien le empezaron a temblar las manos—, y cuando estés de mejor humor, y decidas hablar en vez de gritar,... me buscas —y salió cerrando la puerta de su habitación.

Eran muy pocas las veces que recordaba Saeng, a ver visto a Minwoo alterado. En parte llegaba a comprender que lo que intentaba era protegerlo, porque muchas veces Minwoo había sido testigo de como había llorado tras recordar episodios del pasado. Él había sido su acompañante durante muchos años, y sabía perfectamente por todo lo que había y ha estado pasando.