Capítulo I

1.3K 97 117
                                    

Contenido adulto, con escenas eróticas y sexuales. 


—Mamá, es hora debo irme.

—Está bien... sé bueno y educado como te hemos enseñado tu padre y yo... le digo con el corazón en la garganta. —Salúdalo de mi parte.

—De acuerdo.

Me da un beso y sale de la habitación, me quedo a solas con mis recuerdos. Ahora que él ha aparecido de nuevo en nuestras vidas, esos recuerdos me golpean con fuerza. Pero ya no para trastornarla, mi vida es ahora estable, y tranquila. A veces no puedo creer que estuvo por tanto tiempo ausente, siendo que fue tan importante para los dos. No le guardamos rencor, siempre fue un buen amigo, un buen hombre, pero todos nos equivocamos, todos tenemos nuestros pecados. Él fue mi pecado, yo fui el suyo.

Han pasado 15 años desde la noche en la que tomé la decisión que cambió mi vida para siempre. No fue una jugada del destino, como antes nos pasó a Terry y a mí. Lo hice todo a conciencia, aun cuando fue tomada bajo una errónea creencia. Debo confesar que mis intenciones fueron sinceras y mis sentimientos honestos, aunque equivocados o confusos. Muchas razones me llevaron a creer que estaba enamorada del hombre al que yo le debía todo, incluso mi vida.

Todo comenzó en 1921, en una cabaña en el bosque de Lakewood. Después de tres días juntos en la mansión a solas, de una declaración de amor y nuestros primeros acercamientos físicos a través de besos, que fueron primero castos y después más ardientes.

Cabalgamos esa tarde, como muchas veces lo habíamos hecho, y como en otras ocasiones llegamos a la vieja cabaña. Esa que yo conocía muy bien hasta ese día. Había sido reformada, lucía totalmente refaccionada, y ahora estaba decorada con muebles que hablaban mucho de su dueño. La chimenea de piedra, algunas estanterías de libros, fotografías de África adornando las paredes, una hermosa cama de madera, y un olor a bosque muy peculiar.

Esa tarde y en ese lugar tan especial, me convertí en mujer. Me abandone a él para que me poseyera totalmente, sin miedo, sabía que no iba a lastimarme.

Fue él quien me desnudó paso a paso, lentamente. En esa cama se arrodilló frente a mí, me quito los zapatos, acarició mis pies y subió suavemente por mis pantorrillas hasta llegar al ligero, bajo primero la media de mi pierna derecha, mientras lo hacía acarició mi piel por primera vez, luego quitó la otra media e hizo lo mismo, un recorrido delicado desde mi muslo hasta los dedos del pie. En ese momento se acercó a mi oído y dijo exactamente lo que ocurriría después... El contacto de su boca con mi oreja aceleró aún más los latidos de mi corazón, yo estaba muy nerviosa, y en un estado de excitación que no comprendía, era la primera vez sintiendo que me ahogaba sin sentirme desesperada sino más bien ansiosa.

— Te quitaré el vestido, y todo lo que hay debajo de él.

Asentí débilmente y trague grueso.

Pero antes de hacerlo él volvió a mirarme y descubrí que sus ojos brillaban intensamente de una forma que jamás había visto antes. Sus hermosos ojos azul como el cielo se clavaban en mi hambrientos. Ahora sé que me miraban con deseo. Impactada por esa mirada me lance sobre él y busque su boca. El respondió a mi beso con ímpetu, nos saboreamos, nuestras lenguas se enredaron sensualmente y ocurrió algo inesperado para mí. Mi intimidad palpitó y la sentí humedecerse. Me asusté, pensé erróneamente que había bajado mi sangre de forma imprevista y lo aparte de mí.

— Espera...

—Qué te sucede...

Me quedé callada, aturdida no sabía cómo decírselo.

—Cariño...dime qué te ocurre — me dijo con dulzura. Quieres detenerte aquí... Me preguntó.

No, no era lo que yo deseaba.

Mi PecadoWhere stories live. Discover now