Capitulo 17

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Me costó ver a Terry a la cara a la mañana siguiente, no siquiera fui capaz de hablar en el desayuno, me preguntaba una y otra vez si acaso él estaba viviendo la misma angustia que yo, besarnos anoche me sobrepasó, yo no quería lastimarlo, no a él que siempre fue tan sensible con el tema del rechazo, espero que no piense que yo estaba ya lista para corresponderle, odiaba la sola idea que dé nos quedáramos solos y el quisiera tocar el tema del beso, en un momento en que no tenía cabeza más que para mi hijo. Volver a ver a Albert había sido muy difícil, también. A solas en la habitación apenas pude asimilar que había estado conmigo y que todo era extraño, era como si él no fuera mi Albert, de pronto éramos tan ajenos él uno al otro. Lo vi tan distinto, quizás porque yo nunca lo había visto en esa pose de hombre de negocios, esa imagen me era extraña. Siempre lo había visto bien vestido desde que supe que él era el mismo Tío Abuelo William, el patriarca de los Andrew. Él siempre lucía relajado en Lakewood, no usaba esos trajes, vestía más casual. Yo no entendí hasta mucho tiempo después que, en Lakewood, cuando vivíamos juntos él era Albert, simplemente Albert, lejos de mí era William Andrew. Siempre quise hacerlo feliz, era una especie de compromiso moral que yo sentía, debía hacerlo feliz, en la misma forma que él quiso que yo fuera feliz.

Vi una sombra de tristeza en sus ojos, y no solo por el hecho de que nuestro príncipe estuviera internado en un hospital, gravemente enfermo. Vi dolor en sus ojos por nuestro hijo, pero además sé que Albert esta triste, que detrás de esa furia que mostró con Terry, ese estúpido odio que ahora se tienen los dos, mi Albert está profundamente triste, sus hermosos ojos que se asemejan al cielo, que siempre tan solo mirarlos me daban consuelo, y alegría, ahora están apagados. De pronto, Dios, estoy pensando en los ojos de Albert, y vienen a mí el reflejo de los ojos de Terry, tan distintos, mirándome de la forma en que lo hizo anoche, con ese brillo tan especial, eran como llamas, su forma de verme como examinó mi rostro y después como fijo la mirada en mis labios, recordando nuestro contacto, me preguntó cómo no me di cuenta de lo que venía, por qué no fui más previsiva y me di cuenta del rumbo que comenzaba a tomar nuestro acercamiento tan íntimo, en Escocia fue distinto, él se quedó mirando a la nada de pronto, solo me vio por unos segundos, y se apretó a mis labios con los suyos. Pero ya no es él, Terry es ahora un hombre de 25 años, con una carrera actoral exitosa. Ahora mismo trato de alzar la mirada y verlo y luce tan diferente, qué estará pensando de mí.

—Candy, Candy... cariño no te sientes bien.

—Pecosa...

De pronto un chasquido de manos de Terry me hace aterrizar de mis pensamientos repentinamente.

—Pecosa, estás bien...

—Ah, sí... Terry crees que nos podamos ir estoy muy preocupada por William, quiero verlo cuanto antes. Mi cabeza no deja de dar vueltas y vueltas...

—Eleanor te preguntaba si nada fue de tu agrado, apenas has probado bocado.

—Ah... sí, si todo esta delicioso señorita Baker, pero no tengo mucho apetito.

—No te preocupes, es normal. sé que no dormites bien, te escuché caminando por el pasillo, pero no te preocupes, entendí que era totalmente comprensible, tu hijito está en el hospital, no es para menos.

Era cierto, no había podido dormir. Estaba demasiado angustiada, demasiado asustada, no dejaba de pensar que William se pudo sentir muy solo en toda la noche, si la vida me estaba poniendo otra prueba, era realmente dura. Siempre he perdido personas que amaba, personas muy queridas se habían ido de mi vida de una forma o de otra, pero jamás pensé que iba a perder a Albert de esta forma. Si alguien me hubiese contado hace un año, hace 6 meses atrás que yo era la que buscaría alejarme de Albert, sacarlo de mi vida, no lo hubiese creído, me hubiese reído pensando que era un chiste. Lo necesitaba tanto a mi lado, sí había estado en el hospital, pero él ya no es el mismo. Por otro lado, mi pequeño enfermo, mi pequeña luz, la única razón por la cual no me derrumbe cuando descubrí la traición de Albert. Si yo seguía en pie, si seguía viva era por William, por mi pequeño príncipe.

Mi PecadoWhere stories live. Discover now