Capitulo 18

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Contenido adulto, con escenas eróticas y sexuales.


Unas semanas antes de navidad de 1922.

Albert había pasado dos meses en Inglaterra, haciendo negocios, y huyéndole a su matrimonio. La misma tarde que su barco llegó a Nueva York me llamó para pedirme que llevara a William para vernos el fin de semana siguiente. No pude negarme, él estaba muy ocupado, y estaba bajo mucha presión, yo lo vi conveniente, no puse más objeciones y fui en el tren de la mañana del sábado, y regresaríamos el domingo temprano. Terry estaba por esos días en Nueva Orleans unas largas presentaciones. Lo lamente, hubiese deseado verlo.

Albert nos esperó en la estación. Lo vi muy emocionado, pero su alegría disminuyo al ver que William no lo recordaba, tenían dos meses sin verse y sin oírse, me daba mucha pena con él, Albert estaba tan feliz de verlo, nos tomó más de una hora para que finalmente William aceptará sus brazos. Fuimos a un restaurant a comer algo, no pudimos hacerlo en el tren, porque William estuvo muy inquieto. Deseaba caminar por todo el vagón. Albert me dijo que tenía bellos regalos para los dos en la habitación del hotel que había reservado para nosotros. Mientras tomábamos nuestro café, hicimos planes para navidad.

—¿Albert qué harás para navidad?

—Supongo que asistir a una aburrida cena.

—Es mucho pedir que vayas a Boston. Para la mañana de Navidad, para abrir los regalos juntos, tendré turno en la noche, así que pensaba que pudiéramos pasar el día juntos. No sé, si eso no trae problemas...

—No será un problema. Ella me ignora tanto como puede y yo igual.

Baje la mirada. Estaba muy avergonzada no deseaba saber esos detalles de la vida matrimonial de Albert. Sólo deseaba darle un día de felicidad a William, como en su cumpleaños, que sus padres estuvieran juntos.

—¿Entonces está bien para ti?

—Está muy bien.

Pasamos el resto del día paseando por el parque central, y Albert se empeñó en llevarnos de compras, porque en verdad William necesitaba ropa nueva. Cuando llegamos al hotel, estábamos agotados. Albert y yo habíamos aprendido a tener una convivencia de padres, y él ya había detenido su empeño en conquistarme de nuevo. Se quedó con nosotros un buen rato, podíamos conversar de casi cualquier cosa. Y la pasamos bien juntos los tres. Al día siguiente regresé a Boston después del mediodía. Albert prometió esa visita para navidad.

Boston, 24 de diciembre de 1922.

Estaba completamente agotada, había trabajado por más de 24 horas para lograr que me dieran libre toda la mañana y tarde de navidad, quería estar con William, y Albert también vendría, así que sería perfecto, abriríamos con mi príncipe sus regalos de navidad. Estaba agitada dejando todo listo en los quirófanos para terminar mi turno. Dorothy me esperaba para correr a la estación y viajar a Brooklyn para pasar las fiestas con parte de su familia. Yo sólo pensaba en terminar mi turno, irme a la casa, tomar una copa de vino, y acostarme para esperar la mañana de Navidad.

Una de mis compañeras me aviso que un hombre estaba esperando por mí en la estación de enfermeras, estuve casi segura de que se trataba de Terry, él solía presentarse así de forma sorpresiva. Aún tenía unas dos horas de trabajo, así que fui decidida a decirle que tendría que esperar. Para mi gran sorpresa no era Terry si no Albert.

—¿Albert qué haces aquí?

—Hola, vine a buscarte para llevarte a casa y pedirte un favor.

—Todavía me queda tiempo aquí. Qué favor quieres pedirme.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora