12.Inocente

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Noham

Diez de la mañana y por más que me martillaba la cabeza, los únicos nombres sospechosos que se me cruzaban por la mente eran los de Carla y Aroa. El usuario anónimo era una de ellas, o ambas, no me cabía la menor duda. No eran las únicas que tenían acceso a las cámaras, pero si las únicas que parecían tener algún problema con mi familia y en este caso, con mi relación con Bell.

Mordisqueé mis nudillos con el codo sobre la ventanilla al cruzar el portón. La academia estaba apelmazada, demasiado, para ser un sábado.

¿Qué demonios?

El parking estaba repleto de coches y autobuses -asomé la cabeza buscando sitio-. Ni una puñetera plaza a todo lo largo; incluso habían dejado algunos Mercedes en el terreno cercano a las residencias. Empezamos bien, muy, muy bien.

A una hora de estar dando vueltas como una peonza, aparqué donde encontré plaza. O, mejor dicho, donde me la creé; ya los jardineros se las apañarían y sembrarían césped nuevo. Salí del coche con el mismo humor con el que me presentaría a un carnaval; de asco, y como acto reflejo leí el cartel frente a la entrada del bloque de Teatro "Feliz día de orientación e intercambio para todos".

¡Claaro...! ¡Qué tonto! Cómo pude olvidarlo- resoplé guardándome las llaves dentro de uno de los bolsillos del pantalón chándal y comencé a andar-. Imposible borrar de mi memoria el único día del año en el que la organización y el silencio se iban al traste y nos convertíamos en una especie de jardín para niños o corrida de toros; dependiendo del punto desde en el que se mirase.
¿Explicación lógica? Sencillo. Lo del jardín de infantes es porque al ser el "día de orientación" los alumnos extranjeros (niños entre ocho y trece años, por lo general) que aspiran a "un cambio de aires" hacen un recorrido por cada bloque en donde nuestros asesores se encargan de convencerlos de que: "Este es el colegio de sus sueños... Que aquí tendrán una mejor preparación... Que lograrán todo lo que se propongan y millones de chorradas más para que al final del día, estos vayan corriendo a donde sus padres y les imploren por abandonar sus colegios actuales e ingresar en este el año entrante. La verdad, no sé para qué les ofrecen el aburrido recorrido, o sea ... Son unos putos críos-me centré en la cadena de pequeños tomados de la mano que pasaban casualmente por mi frente con sus vestidos blazers verde militar y los pantalones a cuadros. Creo que son de la academia de Chicago; uno de los chicos le pegó un chicle en el pelo a la niñita de las trenzas del frente y el otro le respondió con un puñetazo por la nariz. ¡Uff, animalillos! - con enseñarles el área de entretenimiento se los guardan en un bolsillo. No entiendo cuál es la necesidad de que estén estorbando, preguntando, chillando y correteando por cada maldito corredor cuando los que tenemos algo importante que hacer, ensayar, por ejemplo, o existir en paz, no lo podemos ejecutar con tranquilidad porque están ellos ahí... metiendo sus narices por donde sea; asomando la cabeza hasta por el agujero del cerrojo o en el menor de los casos, haciendo caras raras frente a los ventanales que dan para los salones.

Dejando un poco de lado a las minifieras. Lo de la corrida de toros, no sé si es mejor o peor que la anterior, puesto que, los estudiantes de nivel medio y avanzado de aquí cambian su día con los del resto de las academias. Resumiéndolo, Ciudad del Arte se vuelve un tsunami de hormonas de adolescentes y jóvenes adultos repartidas entre chicos ávidos de nuevos ligues, chicas necesitadas de lo mismo, por dos, por tres o por cuatro; huyéndole a los intensos y persiguiendo a los imposibles. A media mañana, caras normales ... A media tarde, las mismas caras con su poquito de alcohol o droga dependiendo de las cantidades que hayan logrado meterse antes de que los atrapasen y los expulsasen... Y ...En la noche, la celebración de despedida de la que no sé cómo carajos lo hacen, todos están más claros que el agua; con sus vestimentas de etiqueta, disfrutando de la elegante velada con la exposición en tercera dimensión dentro del bloque de pintura colgados del brazo de sus papis.

Las raíces de Bell #PGP2024Where stories live. Discover now