21. Halloween (parte 2)

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Bell

Mis pensamientos se evaporaron en el momento en que di esa orden, y, sin darme cuenta, mi cuerpo se dejó influenciar por el impulso más primitivo. No había espacio para nerviosismos, temor o dudas; solo anhelaba una cosa, a ÉL, DESNUDO, y lo quería AHORA o mejor aún, lo NECESITABA… AHORA. Estaba harta de los juegos de seducción a medias, de las caricias sugerentes que solo alimentaban mis fantasías. Ya no quería más… Susurros insinuantes, dedos traviesos o frotes por encima de la ropa; ansiaba experimentarlo en todas las connotaciones sucias de la palabra, probarlo a él y de lo que era capaz en toda su crudeza, adentro y afuera simultáneamente, rozándome pero al mismo tiempo evitando el contacto, besándonos y a la vez dejando nuestras huellas tatuadas en la piel del otro.

Deseaba sentirlo en cada fibra de mi ser, quería explorar cada sensación, cada emoción, cada pálpito, sin límites. En esta ocasión, más que nunca, ansiaba tener el control y él parecía concedérmelo sin vacilar, a pesar de que mantuviera mis muñecas atrapadas entre sus manos, impidiéndome deshacerme de esos dichosos pantalones oscuros que solo estorbaban.

                                   ***
Noham

A estas alturas, mi mente era un torbellino; ya no podía diferenciar entre lo real y lo que mi cabeza se estaba inventando. Nuestros cuerpos parecían tener vida propia, reaccionando con una excitación desenfrenada al más mínimo roce. Y, esos labios… ¡Joder! Bastaba un beso suyo para hacerme olvidar hasta mi nombre. Ella, este deseo y… Nosotros, descendiendo la escalera. No lo sé, eso que acababa de pensar ni siquiera tenía coherencia, nada parecía tenerla en este momento. ¿Qué me pasaba?

                                   ***
Bell

Ante mis ojos, Noham era perfecto, y presenciar como la piel le resplandecía con el cálido reflejo del agua burbujeante mientras nos sumergíamos, lo volvía aún más. Cada escalón superado venía acompañado de sus labios trazando caminos de fuego sobre mi piel, dejando detrás una estela de anhelo y pasión palpable en cada roce.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto?—preguntó, su voz entrecortada envolviendo mi garganta con cada palabra —. Si empezamos …

No, no vas a terminar esa frase. No te lo permito, Deiksheimer.

                                     ***
Noham

Bell interrumpió nuestro beso con una determinación arrolladora, sujetándome con firmeza por el cabello, impidiéndome retroceder y forzándome a enfrentarla de lleno. Sonreí levemente. Sus labios húmedos, carnosos y ansiosos se volvían más sensuales a la vez que sus pensamientos se entrelazaban con los míos. Sabía lo que pensaba, que quería tenerme y ella sabía lo que yo deseaba, poseerla. Era perfecto, sobre todo si conocíamos los límites a los que nos enfrentábamos. En mi caso, ninguno, en el suyo... ya lo descubríamos.

Su dominio sobre mí era doloroso pero excitante. Nunca antes una mujer había tenido el atrevimiento de tratarme así, pero con ella… Con ella hasta respirar se volvía diferente. En otras circunstancias, de ser un simple revolcón, tal vez me hubiera resistido o incluso la habría sometido, pero ahora no podía hacerlo.
Nuestros ojos se encontraron en un instante cargado de deseo. Chispas eléctricas saltaban entre nosotros, creando una conexión intensa y lascivia.

                                     ***
Bell

Mi mirada se detuvo en sus labios, hinchados y tentadores. Solo con imaginar de lo que eran capaces de hacer, la mente se me llenaba de imágenes provocativas que nublaban mi juicio.

—La única duda que me atormenta ahora es por qué esperamos tanto para comenzar, Deiksheimer—murmuré con una determinación cargada de deseo y urgencia.

Las raíces de Bell #PGP2024Where stories live. Discover now