17. Exégesis.

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(Entra corriendo, agitada)
Holis mis amores. Al fin wattpad me dejó publicar el cap después de intentarlo una y otra vez. ¡¡Yeiii!!. Espero que lo disfruten . Bueno, sin más que decir¡¡A leer!!(se larga y va a dormir)

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                                     Bell

Serían cerca de las seis y media de la mañana cuando el imponente guardia de seguridad de Ciudad del Arte, nos permitía el acceso a la academia luego de ejecutar el nuevo “chequeo matutino por la seguridad”, ordenado el día anterior por la “Dirección General de la Institución”«¡Wow!». La evidente cara de desconcierto de Lidia al recibir la noticia cuando el segurata nos apuntó con su aparatito tecnológico, me hizo comprender que ella no estaba al tanto de tal procedimiento e inmediatamente me sentí mal ante su cara de preocupación y desconcierto al darse cuenta de que su academia, ya no era tan suya como imaginaba o, en todo caso, que sus colegas no le estaban siendo tan fieles como debían.

Miré por la ventana. Fuera hacía mucho silencio. Las gotas de rocío aún adornaban los bancos del paseo y el resplandor de la luna creciente, lucía tan brillante como siempre.
¡Que… hermosa!

—¿Chicos, alguno de ustedes estaba al tanto de este nuevo proceder?—preguntó sin apartar los ojos de la carretera, claramente dirigiéndose a Noham y a mí.

De inmediato dejé de mordisquear la cuchara plástica del desayuno y la miré. La noticia era nueva para todos, pretendía dejárselo en claro, pero no pude, dado que Noham se me adelantó con su tono irónico cargado de mal sabor y ni tuve tiempo de abrir la boca.

—Mamá. Si no lo estas tú, que fuiste la que “DIO LA ORDEN”— se reclinó en el respaldo de su asiento, ofuscado—, como esperas que nosotros sepamos algo.
Sentí vergüenza ajena en cuanto Lidia dejó escapar un suspiro, dirigiéndose luego a mí :

—Bell, cielo…

—Yo no sabía nada. Lo juro—negué remeneando la cuchara en el aire y ella me dedicó una sonrisa pacífica.

—Sé que no, querida—mis hombros se relajaron—. Solo quería informarte que ya hemos llegado a tu residencia.

¿Ah sí?

Saqué la cabeza por la ventanilla y el letrero con la D luminiscente me dio el “Hola matutino”.

«¡¡Santos cielos, al fiiiin!!», repliqué para mis adentros mientras le daba las gracias y me apresuraba a salir del coche luego de que aguantar ese viajecito de regreso, se me hubiese vuelto una auténtica y agónica muerte en vida. Primero, porque a mi entender no había cuerpo humano que resistiese dos viajes de cuatro horas (en la MADRUGADA)tan seguidos con solo un mínimo descanso de dos horas de por medio o puede que sí, pero en ese caso, no era el mío. Me consideraba una de las tantas personas que para vivir, o mejor dicho, sobrevivir, necesitaba del estándar de ocho recomendadas por la ciencia y últimamente no alcanzaba a llegar ni a las seis, lo que quería decir que sufría del Síndrome de la bailarina estresada o bien, de la vida en nudo ocho. Sí, montones de mini problemas y enredos por donde quiera que me girase, los cuales debía asumir con la mejor actitud posible porque debía darle el ejemplo a mi hermanita. En fin, que resumiéndolo en algo metafórico, fuera del diminuto núcleo en el que incluía a mi madre y a Noham, mi actitud actual, para, y con el resto fuera de ese círculo debía basarse en algo así como: tragar lluvia y vomitar un arcoíris, bañarme con lodo y que en su tránsito por mi cuerpo, se convirtiese en purpurina; recibir millones de golpes contundentes y que lejos de lloriquear, me partiese de la risa. Cosas así.—Le devolví el abrazo a Lidia cuando rodeó el coche y se me acercó con los brazos abiertos—. «¡Aach!». La verdad es que de seguro iba a ser algo cansino, pero nada. Aquí estábamos, listos para recibir con las enormes sonrisas, las maravillosas sorpresas del lunes. Por cierto, comenzaba bien, o mejor dicho, MARAVILLOSO. Aún faltaba una hora para mi primera lección del día, lo que quería decir que tenía el mayor tiempo del mundo para hacer mi rutina con calma: besar a Noham que iba a por sus cosas a casa, acompañar a Megan hasta su habitación y… llamar a Yelenna para asegurarme de que despertara en donde sea que estuviese.

Las raíces de Bell #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora