6; Una debilidad amenaza Tinopai

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Capitulo seis

"Una debilidad amenaza Tinopai"


El mundo entero se preguntaba qué había pasado con el Príncipe Heredero de Tinopai. Era inusual para él demorarse tanto en un trabajo. Por lo general, resolvería el problema en menor tiempo que una persona corriente. ¿Acaso era tan bravo el demonio?

No fue cuestión de tiempo para que en las calles de todos los reinos se comenzara a comentar que el Príncipe habría fallado en su misión. Especulaciones como que habría muerto a manos del demonio o sido devorado; en realidad no era tan fuerte como lo hacían parecer. Al final había sido otro debilucho nacido en cuna de oro. Pero la que sobrepaso los límites, fue aquel rumor de que la Alteza real continuaba vivo en el bosque y fornicaba con el monstruo. No era ninguna novedad que los demonios eran unos íncubos y el heredero una buena presa.

Era un misterio cómo había nacido ese rumor, pero la voz se corrió de punta a punta hasta llegar a los oídos del Rey que con el rostro rojo por la cólera, apretó los puños con fuerza.

¿¡Cómo un futuro rey podría tener tales rumores detrás suyo!? La incompetencia de su hijo le estaba trayendo vergüenza a él y al reino entero.

Era inevitable no preocuparse por la reputación tanto del heredero como de sus dominios, de ella dependía su futuro y prosperidad. Tinopai era el reino número uno en el mundo, por lo que era admirado como odiado y envidiado. Innumerables eran los reinos que deseaban verlos caer para aprovecharse de eso. Ansiaban pasarles por encima y lo único que los mantenía quietos por ahora, era la increíble reputación que se había formado entorno a Anselin. Mientras ese Príncipe estuviera en su reino, nadie podría siquiera pensar en tocarlo, porque le costaría la vida y sus tierras. Así de increíble era el estigma de su heredero.

Pero esa imagen comenzaba a flaquear. Tenía que poner sus manos sobre el asunto.

Todos los soberanos estaban curiosos y expectantes por la situación del Príncipe. Pero uno de ellos en particular ardía en la misma cólera que el Rey Tinop. Sin previo aviso, apareció frente a él exigiendo respuestas.

— ¡Ya ha transcurrido cuarenta días desde la partida del Príncipe!, ¡Teníamos un acuerdo que se debió concretar hace catorce días! —Bramó— ¿Cuál es la respuesta que pueden darnos ante esta falta de respeto?

El Rey de Tulav había alzado la voz, sentado en una mesa y silla para invitados en la parte lateral del trono, mientras eran atendidos por los sirvientes que les servían té a él y a su hija.

La Princesa Irina tenía que haber desposado al Príncipe heredero hace días. Los preparativos de la boda llevaban más de un mes aguardando la llegada de Anselin. No había quien no supiese que ella sería la futura reina de Tinopai, la ausencia del Príncipe la ponía en vergüenza ante el mundo.

—No hay persona en la tierra que no esté hablando sobre como el Príncipe Anselin comete adulterio con el demonio. ¡No aceptaremos semejante humillación! Mi hija no se casará con él —decretó.

Sentada junto a él, la Princesa intentó calmar y hacer entrar en razón a su padre.

—Majestad, le ruego que lo reconsidere. No conocemos la situación del Príncipe, no debemos dar por sentado los rumores mal intencionados.

Su voz era dulce y melodiosa. Sin duda era una mujer hermosa de piel morena clara y cabello largo y ondulado. Su inteligencia era de la misma magnitud que su belleza; detrás de su padre, era ella quien realmente tomaba las mejores decisiones para su reino. Era la voz del juicio.

El Príncipe Heredero y el Demonio del bosqueWhere stories live. Discover now