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CAPÍTULO DIECINUEVE El romance no está muerto si lo mantienes tuyo
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Pasar un mes y medio desapercibidos había sido ridículamente sencillo.
Aunque cada vez era más complejo encontrar tiempo para estar solos, sabían que podría ser peor. Estaban todo el tiempo juntos en su trabajo, lo cual amortiguaba bastante el golpe de no poder reunirse a solas tanto como lo querían. A Spencer no le gustaba tener que escuchar cómo Morgan seguido hacía algunos chistes sobre el otro agente de un piso abajo que estaba enamorado de Blair y había intentado invitarla a cenar, pero para ella tampoco era un día de campo saber que sus compañeros intentaban «motivarlo» para invitar a salir a Olive.
De cualquier forma, ninguna de esas dos cosas era importante. Eran trivialidades de las que no hablaban, porque preferían hacer otras cosas cuando estaban solos.
Porque estar con Spencer era la clase amor que no sabía que existía. Al menos, no con certeza. Cada que lo miraba, sentía que estaba dentro de una comedia romántica con un final feliz. Spencer era el novio perfecto, con el cabello perfecto, ojos perfectos, cerebro perfecto. Y cuando él la miraba a ella, todavía cerraba uno de sus puños muy fuerte pensando que estaba teniendo un sueño bastante largo.
El hecho de que nadie supiera nada sobre ellos dos lo hacía mejor, de alguna manera. Nadie preguntaba nada, todo era única y exclusivamente entre ellos dos. No disfrutaban el secreto, solo la privacidad. Al menos, era lo que ella sentía. Spencer les gritaría a todos en la cara sin problema que Blair Sutton era la mujer de su vida, pero respetaba lo que ella quería. Quizá si las personas no estuvieran insistiéndoles a ambos que comenzaran a tener citas con otras personas, sería más sencillo. Eso sólo le recodaba a Reid que podía existir otra persona mejor que él esperando por ella.
Mientras tanto, Blair recibió el aumento que merecía y oficialmente cumplió un año en la UAC. Eso fue merecedor de una pequeña reunión en el departamento de Morgan que terminó con una muy ebria Emily. Blair tuvo que sujetar su cabello mientras vomitaba, pero no le importaba, lo podía hacer sin quejarse. Fue una adolescente un poco problemática, al menos hasta sus dieciocho años, y al parecer su mejor amiga también. Hablar de su pasado con sus amigos cada vez de hacía más fácil, lo cual comenzaba a brindarle un poco más de confianza para hacerles saber que estaba saliendo con Spence, pero algo en su interior temía que las cosas fueran diferentes si todos se enteraban. Fue el riesgo que existió desde que decidieron mantenerlo en secreto.
