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CAPÍTULO VEINTITRÉS Solo quiero quedarme en esta neblina de lavanda
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Habían pasado casi siete semanas en las que la UAC tuvo que arreglárselas sin el cerebro de Spencer Reid. No iban a mentir, fue mucho más complejo de lo que esperaban. Mucho de todo lo que el doctor Reid tenía en el cerebro les salvaba un largo día, pero todos podían asegurar que habían estado trabajando tal vez el doble, al menos mientras pensaban.
Spencer parecía un niño en su primer día de escuela. Más emocionado que eso. Se despertó más temprano de lo normal, estaba ejercitándose de nuevo ya que era seguro. Blair quería quedarse en casa y dormir, porque las últimas semanas habían sido agotadoras, pero le dio un poco de alegría ver a su novio así de feliz. Solo un poco.
Él estaba contento de regresar porque había estado durante mucho tiempo encerrado en casa, aprendido a cocinar, leyendo cientos de libros y viendo las películas favoritas de Blair, pero ella no había estado así de feliz todo ese tiempo. Spence olvidaba que todos sus amigos ahora sabían que estaban juntos, que eran pareja. No parecía ser la gran cosa, por lo que no estaba considerándolo ni pensando mucho en ello, pero para Blair había sido diferente. Todo lo que temía que iba a pasar, pasó. Las bromas eran inevitables, y podría sobrellevarlas porque era algo clásico en el equipo, pero cruzaban una línea que no conocían cuando comenzaban a hablar sobre los bonitos hijos que ellos dos iban a tener al casarse.
Blair y Spencer jamás habían hablado sobre matrimonio, mucho menos sobre hijos. Todo eso le revolvía el estómago.
Se sintió mal cuando JJ le preguntó cómo había sido su primera cita. Nunca tuvieron una, sólo tenían sexo y pasaban mucho tiempo juntos, y la hizo dudar por un instante si su relación era lo suficientemente sana o buena. Así que mintió y dijo que fueron a cenar comida japonesa. Jennifer no iba a juzgarla por eso, pero el trabajo de todos era literalmente juzgar a las personas en base a sus acciones, así que entró en pánico.
