Capitulo 9

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El amanecer dio su aparición y con él un bostezo de cansancio de mi parte, no había dormido más de dos horas anoche y aparte de eso sin poderme sacar las palabras del idiota ese de mi mente. 

¿No le gustaría el beso?

Me levanto sintiendo mi cuerpo pesado, para dirigirme al baño, en el momento en que me ando arreglando el cabello y cepillando mis dientes siento unas garras escalando mi espalda. 

Esmeralda hacia su aparición del día. 

¡La tenia tan olvidada a mi pobre nena!

Dejo mi cepillo en mi boca y la tomo entre mis manos. 

Es tan lindo su pelaje negro y ojos de un fuerte esmeralda. 

La froto con mi cara una y otra vez 

—¡Ay, eres tan hermosa!—le digo sin dejar de darle acaricias. 

Un sebas dormitando se posa en la entrada del baño, mirándonos a mi y a esmeralda. 

—Buenos días—saluda. 

—Buenos días—respondo sin dejar de abrazar a esmeralda. 

—¿Cómo sigues con el trauma del beso?—pregunta colocándose a mi lado para agarrar su cepillo de dientes. 

No se como responder ello, si te digo que sigo insultando mentalmente las palabras de mi jefe porqué hirió mi ego, hay una gran posibilidad que vaya y queme el lugar. 

Y si le miento lo notará. 

Entonces, como responder. 

Al final escojo encogerme de brazos, mientras suelto a esmeralda en el suelo. 

—Fatal, del asco, maldije toda la noche al irlandés. 

Salgo del baño con un Sebastián atrás de mi. Llego a la cocina para hacerme mi desayuno

—Pero mírale mírale lado bueno—dice de repente Sebastián. 

Yo saco mis tostadas y me volteo para mirarlo. 

—¿Cuál?—cuestiono. 

El levanta sus manos emociona y las señales a mi dirección. 

—Diste tu primer beso con tu jefe—sonríe abiertamente, más alegre que yo, parpadeo unas cuantas veces y me llevo la tostada con mermelada a la boca. 

—Eso suena aún peor—indico, cansada. 

—No, si te pagaron por ello—se encoje de hombros robandome una tostada con mermelada. 

—Claro, pase de estudiante universitaria con trabajo a vender mi primer beso al primer millonario—remarco las palabras. 

—Se lo vendiste al mejor postor—se burla Sebastián corriendo a su cuarto en el momento en que agarro mi sandalia para tirarsela. 

¿Qué horas son? Miro el reloj de pared y todavía me faltan 20 minutos para salir. 

No quiero ir. 

Ni lo quiero ver. 

Espero estar lo más ocupada posible en el trabajo hoy para ni cruzarmelo por ningún lado. 

…….  

No vida se basa en un "si no es una cosa es la otra", juro que siento siento ando pagando todas las de mis ancestros.  

Me encuentro en el ascensor, junto a la hora de entrada, sola con el irlandés a mi lado. 

Sí, él llegó a la misma hora que yo y nadie más quiso subir al puto ascensor, esperaron el otro, miro mis pies cubiertos por mis botas altas negras. 

La mala suerte de Lía [Trilogía "Gato Negro"]Where stories live. Discover now