Capitulo 20

4 3 1
                                    

Dargan.

Detengo el auto frente a la casa de mis padres, con el recuerdo de que pasé la mayor parte de mi infancia en ese lugar. Es donde presencié a mi madre gritándole a la amante de mi padre, donde me sentí pequeño en un lugar enorme. El jardín frontal me espera cuando bajo del auto, y desde donde me encuentro parado, puedo escuchar mi llanto cuando mi madre me veía jugar y me agarraba del brazo para encerrarme en mis clases de idioma.

Suspiro al ver el árbol al que solía subir para escapar de la mirada de mi madre. Puedo escuchar la voz de mi padre regañándola mientras ella le reclamaba miles de cosas de su ex.

Me siento fuera de lugar en un lugar que debería llamar hogar.

Miro hacia la puerta principal y encuentro a mi madre esperándome con una gran sonrisa.

—¿Estás listo para negociar? — pregunta abriendo la puerta.

Espero que Lia esté bien y me espere un poco más. Solo tengo que lidiar con esto para poder explicarle todo.

Al pisar la sala de la casa, lo primero que noto es a mi padre sentado en uno de los sofás, leyendo el periódico. Las canas han conquistado su cabello, pero no deja de tener ese aire demandante y superior, a pesar de los años.

Carraspeo para que note mi presencia, y él aparta el periódico para mirarme.

—Hijo — me saluda, sorprendido, y cómo no, él mismo sabe que no me gusta este lugar y que solo lo pisaría por algo importante —. ¿Qué sorpresa te trae por aquí?

—Vine a arreglar asuntos con tu esposa, Padre–le hago saber para sentarme y esperar a la mujer que me dio la vida y la hizo mi pesadilla.

—¿Qué tipos de asuntos, hijo? —pregunta ya preocupado hago caso omiso a sus palabras al ver que mi madre entra. 

Mi padre también la ve al momento de entrar, dejó las tazas con café en la mesa y se sentó frente a mi. 

—Disfruten—dice mientras toma un sorbo de café de su taza, yo sin tocar la mia me recuesto en el sofa. 

—¿Qué hiciste ahora, Mujer? —pregunta mi padre mirando entre mi madre y yo consecutivamente

—Madre—comienzo a decir sin perder mucho tiempo—¿Dónde está, Lia?. 

Mi padre abre los ojos sin entender nada y vuelve la mirada a su mujer, quien despreocupadamente deja la taza en la mesa para mirarme. 

—Lejos de tu vida, esa mujer no es la que necesitas a tu lado—aclara sin dejar de desafiarme con la mirada. 

Mi enojo crece mientras más la miro, pero si quiero información necesito mantener la calma, todo sea porque esté bien Lia. 

—¿Según tu quien si es buena para estar a mi lado, Madre? —cuestiono tragándome unas cuantas palabras que querían salir de mi boca. 

—Mama puede buscarte muchas candidatas que estén a tu medida—sonríe buscando su teléfono, Lia tenía razón es una víbora. 

—Madre, no me voy a casar con uno mujer que no me gusta o que no voy a tener el minimo interes en ella—le anuncio, mi padre seguía sin decir una palabra y solo noto como mi madre aprieta su mandíbula de enojo

—Hijo, con una sola llamada puedo hacer que Lia desaparezca para siempre, yo que tu pienso con cuidado—habla con un claro tono de superioridad. 

Me tiene donde quiere, junto en su palma de la mano, donde siempre me ha querido tener pero esta vez yo tenía un as bajo mi manga y estaba esperando a la llamada de Sebastian y Andre para poder decirle a esta mujer todo lo que nunca le dije. 

La mala suerte de Lía [Trilogía "Gato Negro"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora