Capítulo 17

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El carro que antes estaba en marcha, frena de golpe pasando para un carril de paro. 

—¿Qué?—cuestiona son su correa de seguridad. 

Yo juego con mis dedos nerviosa notando la sorpresa en aquellos lindos ojos azules. 

—Lo que escuchaste, me gustas, fue un sentimiento que surgió de la nada, perdón—no sé porqué me estoy disculpando—, sé que yo no te gusto y que no somos nada y lo único que nos mantiene unidos en algo que igual no es nada porqué es falso, pero me has gustado desde que conocí más de ti, tanto en la cena como en las salidas y en la empresa—me detengo por un momento para mirarle. 

>No debería seguir diciendo esto, pero quiero que lo sepas para no vivir con esto que siento unilateralmente por ti, puede que los sentimientos crezcan como también pueden ser efímeros, solo quiero que escuches y no respondas porqué ya en el restaurante dejaste claro tu respuesta y siempre lo has hecho—su mirada sigue igual de sorprendida. 

No sé si sea por la confesión o por mi tono firme al hablar, pero siento una tranquilidad al contarle. 

—Lía, yo...—comienza y lo detengo. 

—No te sientas obligado a corresponderme, no es tu culpa ni la mía que estos sentimientos nacieran, sé que desde que comenzamos esto tú dejaste en claro las cosas...—me corta  

—Lía, déjame decirte algo… 

—¿Qué me vas a decir, Dargan? ¿Vas a corresponderme por lástima?—lo miro directamente esperando su respuesta. 

Esperando un "No, tú también me gustas y espero que podamos comenzar algo y conocernos mas" o un "no, no me gustas y quiero que separes aquellos sentimientos así que dejarlo hasta aquí" . Sin embargo por su parte no hay respuesta. 

Mi decepción vuelve. 

Al fin y al cabo no se que esperaba. 

Agarro mi chaleco y abro la puerta del carro. 

—Lía, espera—toma mi muñeca deteniendome. 

—¿Sí, Dargan?

—Déjame llevarte a casa, es tarde y esta solo—ruega mientras seguía sosteniendo mi muñeca. 

Para eso si respondes. 

—No quiero—me niego soltando su muñeca y saliendo completamente del auto—, ya me rechazarse, quiero estar sola para pensar sobre mis propios sentimientos. 

—No te rechace. 

Me mira inexpresivo. 

—Tu silencio me ha dicho todo, hasta mañana, Jefe—me despido cerrando la puerta del coche. 

Esperando que él venga corriendo por mi, diciendo que vuelva al coche que me lleva a  casa. Por un momento escucho la puerta del coche abrirse y mi esperanza vuelve. 

Vuelve cuando no la necesito. 

Porqué después solo se escucha el motor de carro y que este se ha puesto en marcha. 

—Fue lo mejor, Lía—me digo a mi misma mientras llamaba a un taxi. 

Hace frío y por el lugar donde me baje esta muy desolado y con muy pocas tiendas abiertas, causando una atmósfera tipo película de terror. 

Camino hasta una farmacia abierta donde había luz y comienzo a repicar el teléfono para el taxi. 

Uno repique. 

El segundo. 

Tercero. 

Y no atienden. Escucho unas pequeñas pasadas por mi lado derecho y volteo a ver que fue pero no había nada. 

La mala suerte de Lía [Trilogía "Gato Negro"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora