Capitulo 10

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Cierro la puerta atrás de mi en el momento que ingresamos a la oficina, en todo el corto camino el irlandés se mantuvo en silencio y gesticulando cosas inaudible para mí. 

Y mis señales de que me salvarán de las garras de este ser no fueron recibidas por ninguno de los trabajo que pasaban por nuestro lado. 

En el momento en la puerta golpea ya cerrada lo noto sentarse en su silla giratoria jalando su corbata para desajustarla de la altura en que estaba.

—¿Para qué me necesitaba, Jefe?—pregunto, acercándome a su escritorio. 

Él me mira sin decir absolutamente nada, luego sus ojos se posan en alguna parte de mí rostro y gira la cabeza apretando su boca. 

No entiendo ni uno de sus gestos, ni uno. 

—Lía—Iba a tomar asiento hasta que mi nombre salió de sus labios, mi cuerpo que ya estaba encorbado hace que la silla se gire para atrá, cayendo de culo al suelo. 

Maldición. Suspiro fuerte para levantarme pero unas  manos grandes se posan bajo mis brazos alzándome como si nada, como si fuera un muñeco. 

Y pues sí lo parezco, ya que el irlandés me lleva casi unos 20cm de altura o más. 

—Gracias — gesticulo en el momento en que me deja en el suelo. 

—¿Estas bien? ¿No te golpeaste en ningún lado?¿no te ensuciaste tampoco?—pregunta revisando cualquier parte de mí cuerpo preocupado, parece un niño dándome vueltas. 

Me río ante ver como su rostro cambiaba conforme notaba su comportamiento. 

—Sí, Dargan, estoy bien ¿me puedes soltar?—digo con una sonrisa. 

Como ignorar a este hombre, es algo imposible, ya conociendo varias facetas de él. 

Aleja sus manos de mis hombros y carraspea mirando a otra dirección, yo lo seguía mirando esperando que me dijera para que me busco personalmente. 

—Te quería invitar al cine—dice de repente y me río, debe ser claramente una broma ¿invitarme, a mí, ir con él?—, estoy hablando enserió. 

Mi risa disminuye hasta quedar en silencio. 

—¿Cómo?—cuestiono. 

Él suspira, camina hasta los muebles de la misma sala para sentarse y me señala el asiento de enfrente. 

Miro el asiento y a él, es que lo de la última vez no se me olvida, pero al final recuerdo lo que me dijo romer y tomo el asiento. 

—¿Sabes como se puso mi madre la noche pasada, verdad?—asiento—, bueno ella sigue sin creer nuestra relación… 

—Es que no hay nada que creer, es falsa—aclaro pero, él se toma mis palabras como si nada y sigue hablando. 

—… entonces nos puso una persona que nos vigilará todo el día, necesito que actúes para mi, como mi novia falsa hasta que mi madre deje de estar paranoica con todo esto—termina.

No, no y no. 

A mí solo me contrataron para una cena. 

—¿No se lo puede pedir a otra persona?—preguntó. 

Él bufa. 

—Sí tuviera otra persona, no te lo estuviera pidiendo a ti, Lía—específica, yo tuerzo mis labios de disgustó. 

Y lo pienso, tiene opciones y muchas. Sin embargo me lo pide a mi, sabiendo que me puedo meter en problemas y más si salgo con él formalmente ya que mis padres también tienen un informante y es mi prima que vive en esta ciudad y siempre se la pasa en la calle comprando cosas. 

La mala suerte de Lía [Trilogía "Gato Negro"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora