Capitulo 19

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Lía

Entre el dolor de cabeza y unos incesantes gritos que me hacen despertar, veo solo oscuridad. Negro como el corazón del irlandés. Una voz masculina, desconocida para mí, grita: —¡Eres idiota, cómo la vas a drogar así!

Intento moverme pero mis extremidades parecen estar atadas y recuerdo lo que sucedió la noche anterior. ¡Perfecto! No solo fui rechazada por un hombre que no vale la pena, sino que ahora estoy secuestrada por quién sabe quién.

Me aclaro la garganta al escuchar más palabras en un idioma que no entiendo y mi primer pensamiento es que son extranjeros. Lo más obvio sería entrar en pánico, pero aquí estoy, intentando llamar su atención para decirles que ya desperté y que tengo sed. Cuento hasta tres para poder pronunciar una palabra, pero mi garganta y mi paladar se sienten extremadamente secos.

—Disculpen, ¿dónde estoy?— pregunto con voz ronca por la sequedad de mi boca. Escucho sus murmullos y pasos que se alejan en una dirección desconocida. Debe ser alguna especie de cuarto o bodega. Siempre pasa esto en las novelas, donde la madre del hijo detesta a la nuera y quiere casarlo a la fuerza.

Hablando de madres, recuerdo lo que me dijo Dargan y comienzo a atar cabos de todo lo que está sucediendo en mi cabeza. Todo encaja. Esto es obra de esa bruja vestida de seda.

—Por fin te has despertado— habla una voz femenina al fondo.

¡Ay, no! No, no, no, no, no. Díganme que la persona frente a mí no es alguna ex novia enojada de Dargan. Ya no tengo nada que ver con ese hombre.

—¿Quién eres? — pregunto sin mucho interés en la respuesta.

—¿No sabes quién soy? — responde con cierta arrogancia.

—Pues no, por algo te lo pregunto.

Escucho cómo murmura algo en otro idioma y frunzo el ceño al no poder entender. Probablemente me esté maldiciendo.

—¿No puedes ver quién soy? — pregunta con más arrogancia.

Los que parecen ser sus secuaces carraspean.

—Pues no, ¿no ves que sigo con los ojos vendados? — respondo obviamente.

Luego siento unas manos quitándome la venda, lo que hace que toda la luz del lugar me ciegue por completo. Ahora tengo los ojos ardiendo, los abro y cierro repetidamente para acostumbrarme, pero mi vista sigue borrosa.

Juro que si logro salir de esta situación, lo denunciaré a todos como hizo Dargan.

—¿Y ahora? — pregunta la chica mientras mi vista comienza a aclararse un poco. Observo su aspecto. Nunca la he visto antes, tiene la piel bronceada y lleva unos ojos verdes, probablemente falsos debido a los lentes de contacto. Está vestida muy bien para alguien que secuestra a personas. Su rostro y el maquillaje que lleva la hacen parecer una niña.

—Sigo sin conocerte — le digo encogiéndome de hombros. Su rostro se descompone al escucharme decir eso y hace una mueca.

—Soy la prima de Dargan — se presenta.

Tiene que ser una broma.

—Ah, claro — respondo mientras observo el lugar. Como deduje, estamos en una bodega abandonada y bastante iluminada. No hay muchas ventanas cercanas y todas se ven demasiado altas para alguien de mi estatura, un metro sesenta y ocho.

Observo a la chica, que es prima de Dargan, mientras habla sobre algún plan. Mientras tanto, evalúo la situación y me es familiar el lugar. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que fui secuestrada, solo sé que ya es de día gracias a la luz que entra por una ventana. Lo más probable es que, como no le escribí a Sebastián ni a mi familia, ya me estén buscando.

—¿Me estás escuchando? — me dice la chica chasqueando los dedos frente a mi cara.

—¿Cuántos años tienes? — pregunto al ver cómo coloca sus manos en la cadera, lo que la hace parecer adorable con sus dos coletas.

—Te estoy hablando sobre por qué te secuestré y solo me preguntas mi edad.

—No puedo evitar notar que pareces muy joven para estar secuestrando gente, solo digo — respondo encogiéndome de hombros sin dejar de mirarla. Ella rueda los ojos y chasquea nuevamente los dedos para que uno de los chicos que la acompañan le pase algo.

Una carpeta llega a sus manos y la abre, colocándola en mis piernas para que pueda ver las primeras dos hojas.

—Mi tía me pagó una gran suma por tu secuestro — dice, distraída por las facturas y las muchas fotos mías, en las que no salgo precisamente bien.

Arrugo los labios al ver mis fotos.

—Tu tía no sirve como fotógrafa, eso te lo aseguro — comento al notar una foto fuera de contexto con Dargan.

—¿Conoces a mi tía? — pregunta al verme tranquila mientras se sienta en una silla que claramente fue traída por uno de sus secuaces.

—¿Es la madre de Dargan, verdad? — digo, ya sabiendo la respuesta desde hace tiempo.

—Eso es confidencial — dice tartamudeando y se lleva la carpeta de nuevo.

Suspiro, sintiendo las manos entumecidas por estar tan amarrada.

Necesito conseguir más información y poder al menos salir de aquí por mi cuenta, si es que el querido "hijo de mami" no hace nada por mí, aunque tampoco es como si tuviera muchas ganas de verlo.

Un escalofrío recorre mi cuerpo y tengo un mal presentimiento. ¿Qué día es?

—¿Qué día es? — pregunto rápidamente a la prima de Dargan, quien me mira sin entender mi desesperación.

—Es viernes trece, ¿por qué? — cuestiona, y me asusto aún más. Necesito salir rápido de aquí, o todos quedaremos enterrados por la maldición de mi mala suerte.

La miro y sé que no podré convencerla a menos que juegue con algo que le interese.

—Por nada—murmuró aterrada. 

 —Ujum–dice y sigue revisando la carpeta. 

Piensa, Lia. Piensa. 

Y me acuerdo de la mala costumbre de mi padre al apostar, ello me puede ayudar nadie se atreve a negarse a una apuesta. 

—¿Quieres apostar? 

—No. 

Pero que. 

¿Cómo que no?

—Una apuesta pequeña…

—NO. 

—-Vamos tienes que aceptar.

—No lo haré. 

Tiene peor temperamento que su primo.  

Necesito una nueva estrategia, veo como uno de sus compañeros se cae y se que se acerca un caos y posiblemente se caiga esta vieja construcción y morir todos por enterrarnos con ella y todo esto gracias a la hermosa herencia de mis padres. 

Entró en desesperación. 

—Hagamos una apuesta y puedes obtener lo que quieras–digo ya a punto de rendirme con la vida y la noto subir su cabeza para mirarme. 

—¿Lo que quiera? — asiento ante su pregunta esperando que acepte. 

Esta será nuestra última esperanza para no morir. Puede que esté siendo exagerada, pero nunca se sabe.




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Hoooolaaaa, mis queridos lectores ¿Cómo están? Ajsjaja. Si si, estuve super perdida es que tuve un bajón muy fuerte pero ya estoy de vuelta.

Les comento que ya con el capitulo 20 podemos comenzar con la cuenta regresiva del final de la historia porque sí, ya va a llegar poco a poco a su fin.

Pero no les diré cuando se comenzará la cuenta. Espero que disfruten de este y el capítulo 20, los quiere mucho Michi.

❤.

La mala suerte de Lía [Trilogía "Gato Negro"]Where stories live. Discover now