، 🍭 : Capítulo 21.

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El pelinegro se encontraba en su escritorio tecleando unas cosas en la computadora y a un lado tenía unos papeles que ya tenían su firma listos para ser entregados. El cielo estaba de un color naranja indicando que pronto anochecería. Estiró su espalda soltando un quejido, su cabeza lo estaba matando y ya no daba más del dolor, abrió un cajón de su escritorio donde había una pequeña tableta de pastillas casi vacía. Suspiró y la tomó entre sus manos, la puerta de su oficina fue tocada unas dos veces y se abrió a los pocos segundos cuando dio la autorización.

—Aquí están los papeles que me pidió hoy a la mañana, señor —dijo el muchacho parado frente a su escritorio.

—Bien, gracias. ¿Qué tengo que hacer mañana? —preguntó acomodando mejor los papeles.

—Mañana tiene una junta con los ejecutivos Oh a las once del mediodía, luego a las cinco de la tarde tiene otra junta con el empresario Wang y a las nueve de la noche la cena con el empresario James —dijo el joven.

—Bien, gracias Beomgyu. ¿Puedes traerme un vaso con agua?

—Claro, señor Jeon —el chico hizo una reverencia antes de salir a la oficina y volver a los pocos minutos con un vaso de agua.

—Puedes irte, Beom. Mañana te espero aquí a las diez, ¿bien?

—Claro, señor Jeon.

Choi Beomgyu era un chico de 21 años recién graduado de la universidad de Seúl y que había empezado a trabajar hace dos meses en la empresa. Hasta ahora era el mejor secretario que pudo contratar, los demás que había contratado era simplemente un desastre, no eran responsables, no hacían bien su trabajo e incluso una vez una chica le había tirado el café sobre su laptop y muslos. Estuvo con dolor en sus muslos casi dos semanas y tuvo que salir volando a comprarse otra computadora.

Agradecía internamente el día que Choi Beomgyu cruzó la puerta de su oficina.

Tomó toda el agua del vaso y se levantó de su asiento agarrando su saco que descansaba en el respaldo de su silla, al terminar de colocárselo acomodó bien las puños y sin querer sus nudillos tocaron sus cicatrices, soltó un suspiro y terminó de aguardar sus cosas en su maletín para poder irse a su departamento. Salió de su oficina caminando tranquilamente hasta el ascensor, una vez fuera del gran edificio se subió a su auto y tomó su celular para mandarle un mensaje a su hermanastro.

Chat con Min.

Jungkook.
Estoy en mi auto, ya me voy a casa. Beomgyu también se fue a casa.

Min.
Bien.
No te olvides de cenar.
¿Tienes comida en tu departamento? ¿Quieres que te cocine algo?
No, ya sé, ve a mi departamento, con Taehyung llegamos en 20 minutos y cenamos los tres.

Jungkook.
Estoy bien, Yoon.
Tengo suficiente comida y puedo cocinarme solo. Además hoy cumplen tres años y no quiero ser un estorbo.

Min.
Bien...
Nos vemos mañana, Kook.

Enviado a las 20:38 hrs.

Jungkook dejó su celular de lado y arrancó su auto, veía las calles de Seúl casi vacías con desinterés, la gente estaba en su mundo y no le daban tanta importancia a su alrededor. Frenó en un semáforo en rojo, suspiró y quitó algunos mechones de su negro cabello de la frente, de la radio empezó a sonar Nothing Else Matters de Metallica a un volumen bajo, ladeó su cabeza y se encontró a su secretario esperando a cruzar la calle.

—¡Beomgyu! —llamó a su secretario.

Este levantó la cabeza y sonrió levemente acercándose —Hola, señor Jeon.

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