ℂ𝔸ℙÍ𝕋𝕌𝕃𝕆 7

97 9 2
                                    

Marinette.
Habían pasados tantas cosas en mi vida, la relación entre Adrien y yo estaba cada vez peor, dije relación, no, ni siquiera eso hay entre nosotros; siempre se la pasa de viaje, justo llevaba 6 meses fuera del país, regreso y lo hizo solo para pedirme el divorcio. Pero antes de ello me reclamó por la hora a la que llego a casa, ¿de cuando acá a él le interesa mis horarios? Hablamos pero como siempre terminamos discutiendo.
Leí el acurdo de divorcio con un dolor en mi pecho, le pedí a Adrien que hiciera algunas correcciones al acuerdo y lo firmé, a pesar de todo me dolió mucho que me  pidiera el divorcio porque yo aún lo amo, guardaba la esperanza de que lo nuestro pudiera remediarse, pero obviamente eso no paso ni pasará, durante estos tres años he intentado hasta lo imposible por hacer que nuestro matrimonio funcione pero mis intentos fueron inútiles, más porque él nunca puso de su parte para que lo nuestro funcionara.
Por más que lo intento no logro comprender cual es o fue el motivo de este matrimonio, porque me hizo creer que me amaba cuando no era así. Frente a todo el mundo somos el matrimonio perfecto pero al estar dentro de nuestra casa y cerrar la puerta somos como dos desconocidos, eso claro cuando no estamos discutiendo. Esto no puede seguir así, aunque siempre soñé con un matrimonio feliz y lleno de amor que durara toda la vida se que lo mejor es que nos separemos, es lo mejor que podemos hacer, es obvio que lo nuestro ya es insostenible, y si seguimos juntos lo único que vamos a lograr es hacernos más daño. Y creo que los dos merecemos buscar la felicidad en otra parte...

Era de mañana y me estaba alistando para ir a trabajar, estaba muy indecisa sobre cual de los vestidos que estaba sobre mi cama usaria, ni siquiera entendía el porque de mi indecisión

— Adelante —digo al escuchar a Carmen tocar la puerta, se que es ella por la manera de tocar y porque si fuera Adrien solo hubiera entrado, a él no le enseñaron a tocar antes de entrar a una habitación en especial si esta enojado.

— Señora, buen día —saludó animadamente— traje su desayuno

— Buen día Carmen, muchas gracias —dije recibiendo la charola y colocándole sobre una pequeña mesa— se ve delicioso —dije, eran panes tostados con mermelada y crema de maní, café y un vaso de jugo de naranja

— Que disfrute su desayuno —dijo Carmen antes de retirarse, pero no permití que se fuera

— Carmen espera —dije y ella detuvo sus pasos y se giró hacia mi

— Si señora

— Te gustaría darme tu opinión acerca de que vestido debería usar hoy. Tengo esas dos opciones, pero no se cual es el mejor —dije y empecé a comer mi desayuno

— ¿Por qué tiene esa duda señora? A caso quiere verse especialmente hermosa el día de hoy —dijo con un tono de picardia en sus palabras— tal vez por la presencia del señor

—Al escucharle empecé a toser, me estaba ahogando con la comida, así que tome el jugo rápidamente para calmar la tos— ¡Qué! Vestirme bien por Adrien —dije y luego me reí— hay Carmen que cosas se te ocurren, por supuesto que no. No hay ninguna razón especial, es solo que no se cual de los dos vestidos usar y ya. Pero creo que no importa usare el que sea

— Señora, esta muy bien que quiera verse hermosa, así él sabrá lo que está perdiendo por alejarse cada vez más.

— No Carmen, y aunque esa fuera la razón, no tiene caso él no lo notará, no se fija ni en lo más mínimo en mi —dije con una sonrisa triste

— Sabe eso no importa, usted debe verse hermosa para usted para nadie más, sentirse bien con usted misma —dijo y sonreír— Le recomiendo usar el vestido rosa que tiene guardado allí —dijo señalando al closet abierto que dejaba ver el vestido que ella mencionaba

• 𝑳𝒂𝒃𝒆𝒓𝒊𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂𝒔 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora