ℂ𝔸ℙÍ𝕋𝕌𝕃𝕆 22

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— Espero que no volvamos a pelear —dijo la azabache mientras terminaba su desayuno

— Se que no pasará otra vez —respondió el rubio tomándo la mano de la chica sobre la mesa— ¿que harás más tarde?

— Pues... no lo sé, supongo que trabajar —dijo la azabache con una sonrisa

— Podemos comer juntos

— Si mi amor —respondió ella y luego se besaron

Después del desayuno Marinette se retiró a su apartamento para cambiarse y después irse para hablar con Camila

— Hola Alya, buen día. ¿Vas a acompañarme a ver a Camila? —dijo Marinette a traves de la llamada que estaba en alta voz debido a que ella iba conduciendo

— Marinette, acabo de despertar... —respondió una adormilada Alya al otro lado de la línea— ¿te parece si te veo allá?

— Bueno, esta bien. Disculpa por despertarte

— No te preocupes, te perdonaré si me das los detalles de tu velada con tu hombre

— Alya... —dijo y sus mejillas se tornaron rojizas— Ya hablaremos de eso... te veo luego

— Ok, nos vemos amiga —respondió la castaña y la llamada se terminó

Minutos más tarde Marinette llego a tienda de Camila, el pequeño letrero decía cerrado

— Buenos días Camila —saludó con seriedad la azabache entrando a la tienda

— Hola Marinette, buen día. —respondió la pelirroja— Pasemos a mi oficina

— Por supuesto, esperaremos unos minutos a Alya

— Como quieras, siéntate, ¿gustas un café?

— No gracias

• Mientras tanto •

— Adrien, cariño mio —dijo la castaña mientras abrazaba al rubio quien acaba de llegar a su apartamento

— Recibí tu mensaje y vine a decirte que ya no me interesa tener nada contigo, Lila yo no te amo y he prometido confiar en mi esposa y pienso cumplirlo —dijo de pronto Adrien mientras la separaba de él para que ya no lo abrazara

— ¿Qué... rayos... dices?... ¡No, no Adrien! No puedes hacerme esto. ¡Yo te amo! —exclamó la castaña mientras sus ojos se llenaban de lágrimas

— De verdad lo siento mucho Lila... pero

— No puedes estar con ella... y menos cuando soborna a la gente para su propio beneficio...

— ¡Ya Lila! No voy a dudar más de mi mujer

— Ja, ahora es tú mujer —dijo con burla aún cuando sus mejillas se humedecian por las lágrimas

— ¡Pues sí! Ella ya es mi mujer y siempre lo será

— Escucha Adrien, yo te amo y si me dijeras que estas enamorado de una buena mujer... con todo el dolor de mi corazón te dejo libre porque lo que más me importa es tu felicidad... pero esa mujer no te merece... ella es mala... te hará más daño. Recuerda que acabo con nuestro hijo

— Por favor Lila, ya no mientas más

— ¡No estoy mintiendo! Me crees tan perversa como para inventar algo tan delicado, ¡era mi hijo Adrien!

— Ya no se que creer...

— Lo entiendo, esa mujer te ha confundido. Pero en mi siempre podrás confiar amor. Por cierto sabes donde esta tu amada esposa ahora mismo

• 𝑳𝒂𝒃𝒆𝒓𝒊𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂𝒔 •Where stories live. Discover now