1. La esperanza en una bandera roja

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【Ian】

Mucho tiempo atrás.

Nací y crecí en mis primeros años en una isla llamada Alfhein, una tierra perdida en medio de un vasto océano habitado por criaturas gigantes que escupían agua, donde el mundo exterior parecía una mera ilusión, fuera de nuestro alcance, sin importar cuánto intentáramos divisarlo desde cualquier punto elevado.

Para nuestra diminuta isla, éramos prácticamente los únicos habitantes. En Alfhein, todos nos conocíamos, y eso se debía a que no éramos más de diez familias las que compartíamos este rincón del mundo. Había padres Alfa imponentemente grandes, cuya estatura duplicaba o incluso triplicaba a la de sus esposas Omega, que eran notoriamente más bajas. Luego, venían los hijos, una generación tras otra, destinados a continuar la estirpe familiar.

Papá era un Alfa imponente, y su figura sigue grabada en mi memoria, a pesar de que mi recuerdo de aquel entonces es un tanto difuso. Recuerdo claramente que superaba los 2.4 metros de altura, y llevaba con orgullo la esperanza de que sus hijos, nosotros, creciéramos tan grandes y poderosos como él. Tenía la convicción de que eso sería suficiente para atraer a las Omegas de otras familias, creando así una cadena hereditaria que perduraría en el tiempo.

Éramos diez hermanos en total: cinco Alfas y cinco Omegas. Yo, siendo el hermano menor de los Alfas y el último en nacer, escuchaba a papá hablar con mamá sobre la importancia de seleccionar cuidadosamente un Omega perfecto para mí. Había heredado muchas de las características de mi abuela paterna: cabello cobrizo y ojos dorados, rasgos distintivos que ninguno de mis otros hermanos compartía, ya que ellos tenían el cabello y los ojos oscuros.

Según lo que puedo recordar, Ray, nuestro tercer hermano Alfa, desapareció cuando un barco extranjero logró encontrar nuestra isla y la comunidad entera hizo todo lo posible para expulsarlos. Todos los Alfas, tanto hombres como mujeres, estaban decididos a proteger la pureza de la sangre que había estado arraigada en esta tierra durante generaciones. Hubo disparos, personas heridas e incluso algunos muertos de ambos lados en el enfrentamiento con la tripulación del monstruo de metal. A pesar de todo, el barco se marchó finalmente, pero Ray nunca fue encontrado y su desaparición quedó sin resolver, dejando a mamá rota durante meses hasta que aceptó que no volvería a verlo.

A la edad de cinco años, un nuevo monstruo metálico se ocultó en una zona elevada para evitar ser visto por los adultos. Estaba explorando ese lugar junto a dos de mis amigos de otras familias, pero ellos huyeron atemorizados, mientras que yo decidí quedarme debido a mi curiosidad insaciable. Si algo llamaba mi atención, tenía que entenderlo por completo.

Lamentablemente, mi curiosidad me costó caro, ya que no sabía quiénes eran los "mercaderes de esclavos". De alguna manera, lograron adormecerme después de varios intentos, disparándome extrañas agujas desde la distancia, hasta que finalmente el mundo se volvió oscuro para mí.

Cuando finalmente desperté, me sentía terrible.

Había un eco muy peculiar en ese lugar, con el techo de metal quebrado sobre mí. El sonido del traqueteo de objetos metálicos era similar al de martillos golpeando rocas. El disparo de un rifle resonaba como un estruendo agudo de trueno, y el eco rebotaba de un lado a otro sin cesar. Arriba, podía escuchar los mugidos del ganado y los rebuznos de las mulas, como si mantuvieran una conversación en un idioma que yo, en mi situación, jamás comprendería. La música que llegaba desde el otro lado de la puerta de metal tenía un efecto extraño, como si alguien estuviera golpeando el metal desde adentro, imitando cada nota con sus uñas para crear una melodía improvisada. 

Era un entorno desconcertante y surrealista.

Varios días después, viajando por el mar, terminé siendo llevado de muy malas maneras hacia el interior de una casa mientras mantenían mis ojos vendados. Me estudiaron entero, me hicieron preguntas que no respondí por su extraño idioma, y cuando quise darme cuenta me subieron a una tarima frente a decenas de personas extrañas. 

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Where stories live. Discover now