12. Corazón quebrado

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【Glass】

Mucho tiempo atrás.

No siempre fui tan desconfiado y amargado. También habían personas que me gustaban, pero como en toda historia existen tres versiones: La que te cuento yo, la que te cuentan otros, y la que algunos manipulan a su conveniencia.

Pero entonces a papá le pasó algo, y las cosas cambiaron. 

Yo cambié... y no para gusto de nadie.


Aquel día papá se asoma en la puerta de mi habitación, donde yo y mi amigo Dennis estamos con nuestras cosas.

¿Os portaréis bien los días que yo no estaré? —pregunta él con una ceja arqueada.

Si, señor —le dice Dennis con una sonrisa educada, la misma que repiten todos los Omegas según les enseñan sus padres. Yo no sonrío tan mal.

¡Nope! —suelto yo con una sonrisita afilada, viéndole vacilar entre si sonreír por mi descaro o darme un sermón tonto imitando la voz de mi madre.

Entonces él ingresa, con una expresión confiada, y dice con tono falsamente ofendido:

Oh... pues quizás alguno de vosotros dos no obtendrá un regalo para cuando vuelva de mi trabajo en el mar.

Aquello hace que deje lo que estoy haciendo y volteo a mirarle. Papá siempre me trae cosas pequeñas como piedras, pedacitos de coral, conchas, postales... No porque yo amo el mar, sino para demostrarme que yo siempre estoy ocupando un huequito tanto de su mente como de su corazón. 

O eso es lo que me dijo el año pasado cuando quería ir con él, pero me dijo que los niños no podían viajar en barco.

¿Era hoy, papá? —le pregunto y él hincha su pecho con orgullo, ya que él está muy orgulloso de su oficio aunque los vecinos opinen distinto.

Por supuesto, pececito —sonríe por fin él, inclinándose una vez llega hacia donde estoy yo sentado—. Y papá te prometió traerte algo precioso, brillante y genial que no tendrá ninguno de tus amigos.

Porque soy especial.

Exacto, porque eres mi chico especial —asiente, y su gran mano acaricia mi cabello con una suavidad que nadie puede imitar mientras yo suelto una carcajada animada. 

Papá me prometió traerme una perla, la cual usaría para hacerme un pendiente como los chicos mayores cuando creciera un poco más. Claro que mi madre se opone a todo aquello que rompe la estética común de los Omegas: dulce, delicada y elegante. Tener una perla, para ella, es un objeto que sólo las mujeres deberían de llevar y sólo en un collar o pulsera.

¡Elige la más grande!

¿Te gustan también los chicos grandes, como papá? ¿Deberé de ponerme celoso cuando seas mayor y tengas un "amiguito especial"? ¿O deberé de amenazarle de que te trate como un rey o le colgaré de las bolas? —Él arquea una ceja, y al ver mi expresión molesta por hablar de chicos termina soltando una carcajada—. Está bien, pececito. Nada de chicos. Sólo amigos, aventuras y hacer enfadar a mamá.

Eso me hace feliz. Él es el único que sabe como quitarme el enfado o la tristeza, y transformarlo en algo tan agradable como una risa. Su honestidad y alegría son las razones por las que confío en él, siendo mi más grande y fuerte apoyo.

¡Sííí!

Bien... ¿Puedo llevarme a Dennis ya, y dejarlo en casa, o prefieres que llame a su madre?

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora