10. Mucho que aprender

68 10 13
                                    

【Ian】

𝙰𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚍𝚎𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚘

Sé que el plan de Glass es malo para mí, o al menos eso me estuvo gritando Megan tras explicarles que iba a hacer una cosa muy difícil y a lo mejor estaría unos días sin aparecerme por aquí. Meterme en medio de una cena con intenciones de obtener una fecha de boda planeada es malo, aunque en mi isla todo se soluciona con una pelea entre lobos en el que uno reclama al Omega y hace lo que sea por ganar su interés. Aquí las cosas funcionan diferentes, lo que no es sorprendente.

¿Quiero yo intentar ganarme el favor de Glass? Por supuesto que sí. Él es un Omega Puro, por lo que es mi obligación moral esforzarme mucho para que la sangre no se mezcle y malogre, tras generaciones, hasta obtener lo que tenemos hoy en día. Los Omegas de ahora no tienen todas las habilidades de las que Glassian tendrá sin siquiera ser consciente.

Seguro que, por ponerle la mano encima sin su permiso ahora estará muy enfadado conmigo. Sé que no le gusta pedir ayuda a nadie, y tampoco que la gente le diga lo que puede o no hacer, pero mis intenciones son buenas. Nunca le haría daño, ni siquiera aunque me enfadara con él diciendo esas cosas horribles e hirientes. 

¿Por qué tuvo que decir lo de follar con él? Sí, me encantaría, e incluso a mi polla le encantó la palabra en sí hasta ponerse dura en segundos para demostrar que estaba preparada para él. Sin embargo me iba a salir caro. 

Pero entonces decidí enmendar mi error pidiéndole un abrazo, ya que podría empeorar más esta pequeña veta de confianza que estaba depositando él en mí. A su manera, claro.

Tonto, ¿verdad? Pues lo cierto es que no. Si lo abrazo aunque sea un poco, eso le ayudará a que otros lobos sepan que no deben de acercarse a él, ya que significa que un lobo con un olor fuerte que simboliza fuerza y más testosterona, vela por el Omega. Atreverse a intimar, es rivalizar conmigo.

Tras cerrar el trato fui directo a casa, recibí palabras duras de Meg y Cassy me abrazó dándome mucha suerte para que fuera feliz; pero sobre todo que tuviera mucho cuidado. No recogí nada. Sólo tomé mi cartera con la mayor cantidad de billetes que tenía por si tuviéramos que pagar algo, y marcharme directamente hacia las puertas.

Los guardias me vieron y preguntando si quería salir, a lo que mi respuesta fue un serio sí que hizo ambos dedicarme una expresión extraña. Lo entendía. Salir de noche nunca era una buena opción, y lo sabía bien, pero sólo los lobos tenían la libertad de entrar y salir las veces que fueran necesarias si eran ciudadanos. 

Una vez abierta las puertas, sólo empecé a salir corriendo todo lo rápido que mis piernas me permitieron para llegar a El Palmeral antes que el carro.


No sé por cuanto tiempo esperé, pero el carro no venía por la carretera principal. Lo único que encontré fue a un caballo con marca de mordidas en la parte trasera de su cuerpo, apestando a terror y creando mucho ruido hasta que le obligué a detenerse.

¿Dónde está tu compañero? —le pregunté al caballo, mirándole fijamente.

Obviamente los caballos no hablan. Sin embargo, los lobos de nuestra isla están estrechamente ligados a la naturaleza, por lo que tenemos cierta conexión con los animales. Nada de tener una comunicación telepática o saber interpretar sus sonidos que carecen de palabras humanas, pero sí podemos tener algún tipo de entendimiento superficial con detalles muy concretos.

Necesité cerca de diez minutos para relajarlo, volverle a preguntar, y agradecer que me llevara parte del camino hacia donde estaba el carro. Lo más cerca posible, prometiéndole que le protegería de cualquiera que intentara atacarlo.

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ