16. Prueba de inocencia

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【Ian】

Mucho tiempo atrás.

En cuanto concluyo de soltárselo todo, mi corazón duele y mi estómago se tuerce dentro de mi cuerpo. Nadie me enseñó a que decir la verdad podía hacer que la gente adulta se pusiera tan seria y pareciera algo molesta, pero tampoco quiero mentir. Oliver siempre fue bueno conmigo, aunque siempre se aprecie estoico y molesto gran parte del del día, y teniendo en cuenta todo lo que tuvo que hablar con la Madame... supongo que su humor no es el mejor.

Mentir sólo empeoraría las cosas, pero... ¿por qué me siento tan horrible por ser honesto? ¿Por qué ese miedo acechante sigue soplándome en la nuca, como un recordatorio de que entré en un lugar que no debía?

Bien... —asiente Oliver varias veces, rascándose el mentón velludo—. En ese caso deberás de guiarme.

Yo. Guiarle. Hasta la cueva.

No. No. No. No. Definitivamente No.

¿Po-por qué... de-debo... llevarte a la cu-cueva? —tartamudeo por los nervios que ahora mismo me están invadiendo como millones de hormigas reptando desde mis pies hasta mi pecho. Incluso mi pecho se oprime al controlar mi respiración.

Eres el único que fue allá con Van.

A-ah...

E iremos esta noche —sentencia, dejándome claro que esto no puede ser negociable de buenas a primeras—. Sé que siempre has sido un chico honesto conmigo, Ian, y cuesta creer que el chico bueno haya hecho algo propio de un chico malo sin siquiera medir las consecuencias. 

Pe-pero...

Necesito verlo —me interrumpe de inmediato, clavándome su mirada fiera, y yo agacho un poco la cabeza—. Soy policía, Ian. Necesito tener pruebas para corroborar lo que has dicho porque, si la policía creyera absolutamente toda la palabrería que dijera la gente, te aseguro que nuestros calabozos estarían llenos de lobos acusados de falsa violación, falso robo, falso allanamiento... un caos. La ley, aunque en muchos lugares sea ciega, aquí me esforzaré para que no lo sea mientras las pruebas sean demostrables.

Niego con la cabeza.

No quiero volver ahí, Oliver.

Lamentablemente, Ian, esto tiene dos vertientes: O me llevas hasta ese lugar, o te llevo en custodia a que pases la noche en la celda; y te aseguro que los pocos presos que hay ahí no son precisamente muy amables con los hombres jóvenes como tú.

¡Pero me prometiste que no me harías eso!

Oliver pone los ojos en blanco al escuchar mi queja.

Es la única manera que tengo de vigilarte, antes de que todo esto se vaya a la mierda y empeore demasiado rápido sin que pueda defenderme adecuadamente. —Descruza sus brazos—. Así que, sé un chico listo y toma una linterna ya que nos iremos en cinco minutos.

Oliver se va y yo me quedo mirando el sucio suelo de mi habitación, a la vez que me maldigo a mí mismo. ¿Debería de haberle mentido? O mejor, ¿callado? ¿Por qué te dicen que es mejor decir la verdad, si al final te echan la culpa a ti por haber sido honesto? 

No. Mentirle a Oliver hubiera sido algo muy malo, ya que perdería su confianza y no es que hayan muchas personas que me quieran sin pedir nada a cambio. Él nunca ha llegado hasta esa situación. Otra cosa es que tengamos nuestras... cosas, más que nada porque si no cobro, no como.

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Where stories live. Discover now