11. Confiesa o revienta

88 10 4
                                    

【Ian】

Mucho tiempo atrás.

Tanto Oliver como Albert me hablaron sobre la situación de Van: Tocaron el tema de que se dudaba entre si entró borracho a la cueva y se clavó el pico a sí mismo, o que tuvo una pelea con otra persona que terminó en tragedia. La caja torácica abierta causaba una expresión asqueada en Oliver, creyendo que cualquier Beta podría abrir costillas con un poco de fuerza pero que más bien parecía que un perro le había excavado en tronco, como si estuviera buscando un órgano en concreto. Por supuesto que Oliver dudaba de que Van hubiera sido tan estúpido de matarse a sí mismo, aunque el trabajo fuera una mierda.

A mí todo esto me parecía una explicación muy morbosa. Realmente no sé bien hasta dónde quieren llegar ellos, dándome este tipo de información que prácticamente es privada para la persona de a pie que no está dentro de la investigación.

No entiendo bien como puedo ayudar —respondo cuando terminan de darme los detalles. Sigo un poco aturdido porque este tema se está moviendo demasiado rápido

Con tus... métodos especiales —dice Oliver con un poco de vergüenza reflejado en sus mejillas, las cuales se ponen rojas en segundos. Se está refiriendo a mi trabajo como prostituto, aunque a duras penas estoy siguiendo a lo que se refiere.

Albert prefiere no opinar sobre mi trabajo, así que le veo sacar fotos a la multitud para sacar alguna noticia que llame la atención. Él vive de ello, por lo que entiendo que a veces intente enganchar unas cosas con otras, pero no deja de ser peligroso si se pasa de la raya. Ser periodista es un trabajo que puede salirte caro.

Oh... E-entiendo...

Tengo que hacer mi mejor esfuerzo para que no crean que sé bastante de este tema, pero en realidad estoy demasiado tenso. ¿Quién puede olvidar la primera vez que mataste a alguien?

Te lo digo porque tú, con tu experiencia, sé que has visto muchos mineros cuando... —carraspea, incómodo—. Bueno... ya sabes. A veces algunos hombres juegan más allá de lo común, ya me entiendes... —Aunque intente aparentar seriedad y dureza en su rostro, sé que sus ojos intentan no mostrar abiertamente que él no se siente cómodo tocando temas como el sexo delante de un prostituto. Por supuesto que él no es que sea devoto de una religión en concreto, más allá de los Selénicos, como tampoco no es que no haya pisado mi habitación alguna vez para desahogarse—. Necesito que me digas si alguna vez Van te habló sobre algún tipo que se la tenía jurada. Aunque si te soy honesto, e intuyendo un poco su tipo de personalidad egoísta, creo que entró a las minas con intenciones de robar oro pero alguien lo pilló; aunque esto es una conjetura mía que no puedo demostrar de momento.

¿Qué más?

Teniendo en cuenta que se le clavó el pico en el cráneo, la posibilidad de que haya ido a cavar sin luz deja este caso como algo extraño —cruza sus brazos nuevamente, molesto con este tema—. La mejor evidencia que podría yo obtener es la confesión de alguien, con detalles marcados o información que se pueda verificar.

Mi estómago duele. Si él supiera que yo he sido la persona que lo ha matado, a lo mejor no me miraría con ese deje sobreprotector que tiene siempre que me ve. Quizás porque intuye que soy más joven de lo que aparento, o quizás escuchó algún rumor. Sea como sea, tengo que pensar bien en todo esto sin que me pillen.

Veré que puedo intentar, Comisario...

Venga, Ian... —pone los ojos en blanco—. Siempre seré Oliver mientras no estamos en una situación que lo exija. Aun así, te haré una visita más tarde.

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Where stories live. Discover now