20. El que lo inició todo

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【Glass】

Cuando despierto, sólo sé que estoy sentado en la parte trasera de un coche. Por el color del cielo intuyo que sólo me he desmayado por un rato, aunque tanto mi cuerpo como mi mente me insisten en seguir durmiendo. ¿Por qué no duermo? Bueno, supongo que la respuesta la tengo más cerca de lo que me gustaría admitir: Bell, Galia y Luke están a unos cuantos metros hablando entre ellos en un tono bajo, pero lo que me hizo abrir los ojos fue el olor de Bell. 

Hierbabuena y limón.

Analizando mi situación y mi estado, supongo que la opción de escapar de esta gente no es viable. Primero porque ellos son tres lobos y yo un Omega, además de que mi intuición dice que Bell no es un lobo común dado su aspecto. 

Siento que algo se escurre por mi frente, deslizándose lentamente al mismo tiempo que Galia suelta un grito y me señala. No me ha dado tiempo a entenderla tanto como me gustaría. Estoy aturdido.

—Maldita sea... —gruñe Luke con desgana, en lo que Bell se adelanta hacia mí a paso ligero—. Espero que valga la pena y no haya sido un rumor estúpido e inventado por drogadictos.

—La información era clara, al igual que la descripción y el nombre —le dice Galia.

Bell, en cuanto se aproxima, me tiende la mano mientras mantiene una sonrisa amigable. Primero miro su mano. Es enorme, tanto que sus dedos son largos y gruesos como salchichas, pero tiene una piel curtida con pequeñas cicatrices que habrán visto tiempos mejores en el pasado. Después muevo la vista porque me pesa la cabeza: barriguita impropia de un lobo, pecho ancho y bastante pronunciado como dos almohadones, nuez gruesa, y barba recortada entre el gris y el blanco. Finalmente sus ojos, que sé que son rojos, pero está ahorra cerrados.

—¿Vamos a vendarte eso? —pregunta al ver mi duda.

Aunque vacilo y no confío en ninguno de ellos, porque prácticamente no sé qué está pasando aquí, acepto su mano.

—Gracias...

Mi agradecimiento hace que, por unos instantes, vuelva a ver el color rojizo de sus ojos antes de que los vuelva a cerrar. En cuanto tira un poco de mí, obviamente dejando claro que su fuerza no se parece en nada a la mía pese a intentar ser gentil, no cuenta con la posibilidad de que mis piernas se aflojan y él evita rápidamente que mi cuerpo desfallezca hasta el pavimento.

Wooo... Con calma —advierte—. No querríamos que te hicieras más daño del que ya te hicieron esos idiotas, así que voy a llevarte de una mejor manera, ¿vale?

No respondo a ello, sólo veo que me toma de la misma forma que alguna vez hizo Ian: Como si fuera un niño. Aunque en lugar de sentarme en su cuello, lo que hace es tomarme con un brazo mientras yo veo a Luke apretar los labios para no reírse y Galia cubriéndose la boca con ambas manos.

Odio a estos lobos.

—¿Estás cómodo?

La pregunta de Bell hace que mueva lentamente la cabeza, sintiendo que de alguna manera está ronroneando débilmente, aunque no cuento con la opción de que la pérdida de sangre y el cansancio generalizado hace que mi conciencia vuelva a apagarse.

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【Bell】

—Creo que se ha quedado dormido, o ha perdido demasiada sangre. 

Volteo hacia Galia, quien está con los brazos colocados en jarras y observándonos junto a una expresión preocupada.

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon