13. Viejo amigo

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【Ian】

Como bien supuse, Glass me llamó en plena madrugada pero yo estaba tan agotado que a duras penas abrí los ojos en la oscuridad. Pensé que lo había imaginado, hasta que él mismo se levantó de la cama hasta el sofá. Sin siquiera preguntarme o decirme nada, soltó un gruñido bajo y se metió debajo de la manta, escalándome hasta que noté que dejó su cabeza apoyada sobre mi brazo y estiró el otro alrededor de mi pecho. No podía completarlo, pero no pareció importarle.

Puto frío... —murmuró adormilado—. ¿Por qué hace tanto frío en la isla?

No estamos en la isla —respondí, subiéndomelo al pecho para así pasarle el brazo mejor y así tenerlo fijado a mí. Glass era un poco pesado para ser un Omega, pero olerle se sentía como meter la nariz en un ramo de flores frescas en una playa salada; combinaba bien—. Esto es Kashmere...

Esperé que dijera algo más, como un insulto, pero en su lugar se quedó dormido sobre mí y yo no tardé demasiado en hacerlo. Tenerle encima era mucho más agradable que olerlo a la distancia, y sentir su cuerpo un poco frío contra el mío que estaba más cálido, era un contraste agradable. Yo me encargaría de protegerlo y de que no cayera enfermo.

Cuando despierto del todo más tarde, a duras penas comienza a salir el sol por el horizonte y lo sé por la iluminación que entra por el balcón. A duras penas soy consciente de que siento que falta algo, cuando recuerdo que Glass debería de estar encima de mí, cubierto por la manta, pero lo que observo es que él sale del baño con una expresión seria y pétrea.

No sabría decir si vive enfadado o sólo busca excusas para estarlo.

Nos quedamos mirando por uno o dos minutos, estáticos, hasta que él dice en un tono seco y sin quitarme los ojos de la cara:

—Tienes diez minutos. —No dice nada más, puesto que directamente se larga hasta la cama a ponerse el resto de la ropa.

Me gustaría quedarme un poco más aquí, desperezarme con paciencia y darme una ducha para arrancarme el resto del sopor, pero sé que Glassian es lo bastante tajante para dar órdenes claras sin ninguna excepción. Así que, lamentándome un poco de querer evitar los conflictos, aparto la manta a un lado y noto que tengo una erección mañanera tan dura que automáticamente me la cubro con las manos y miro hacia atrás. Glass no me mira, lo que al menos agradezco para así irme directo al baño.

Dentro maldigo a mis adentros de que sea tan oportuna, y creo que he soñado con algo caliente por tener un poco de semen pegado en la punta. Tengo que sacármela para luego mojarla con agua fría y así reducirla, lo que lleva un rato hasta que más o menos queda en un tamaño normal. Limpio mi cara, cepillo mi cabello rojizo con los dedos, y para cuando salgo Glass ya está sentado en el sofá comiendo un bocadillo de embutido mientras mira atentamente las noticias.

Me parece increíble que no sepa lo que es un ordenador, pero luego recuerdo que la tecnología en Hayu era bastante limitada. Es lógico. Si quieres tener un territorio controlado, debes de limitar los objetos del exterior, aunque eso sólo se aplica al centro que está amurallado porque recuerdo perfectamente que en la periferia de la isla las cosas eran bastante distintas.

Avanzo hasta la cocina, donde me quedo quieto al ver que hay un bocadillo ya hecho sobre la piedra oscura del mueble. 

—No soy tan desagradecido —le escucho decir, lo que me hace sonreír un poco para ir directo hacia lo que me ha preparado él—. Te quedan seis minutos para comértelo, porque me iré a la biblioteca local para investigar. Tú haz lo que quieras una vez me dejes allá.

—¿Qué buscas exactamente? —Me siento en el sofá, manteniendo las distancias para no ganarme una mala mirada del Omega, y muerdo mi bocadillo con hambre.

𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘Where stories live. Discover now