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Lucinda se levantó temprano y se preparó ella misma para recibir a su hermana, ese día Bonnie no fue a despertarla. Ni la acompañó durante el desayuno. Por lo que tuvo que comer sola en el inmenso comedor de Bleiston House como era habitual durante los viernes de cacería.

—Espero que la comida haya sido de su agrado, milady.—la señora Portia apareció en su campo de visión apenas terminó de comer.

—Sí, muchas gracias.—Lucy se puso de pie.—¿A qué hora vendrá mi hermana?

—En unas dos horas seguramente.

—¿Debo esperarla en el salón de visitas?—inquirió dubitativa.

—Sí, pero antes...—Portia la condujo de regreso a su habitación y la hizo sentar frente al espejo del tocador—
...Antes debo arreglarla un poco.

La mujer deshizo su torpe trenza y volvió a peinarla en un recogido suave y elegante, con pequeños mechones que caían a cada lado de su rostro.

—Solo me reuniré con mi hermana.—le advirtió al ver que se disponía a pintar sus labios y espolvorear su cara.

—Y por eso, debe verse muy bonita, milady.

—Si usted lo dice...

Era la primera vez que se tomaban tantas molestias. Una vez terminó de arreglarla la llevó al salón y juntas esperaron la llegada de su hermana. Cate apareció media hora más tarde usando un espectacular vestido de mañana.

—Lucinda.—la abrazó sin dudarlo y luego miró a la ama de llaves.—Usted debe ser la señora Portia ¿no?

La mujer asintió.

—Muchas gracias por ayudarla y cuidarla toda la noche...—la revisó en busca de heridas visibles—¿Estás bien?

—Solo se dañó un rueda del carruaje, no es para tanto, hermana.

—Pero porqué decidiste viajar hasta ahora.—la regañó cruzándose de brazos—Te esperábamos hace meses.

—Lo sé, Cate.—agachó la mirada con fingida vergüenza.—Es solo que quise pasar un tiempo más con papá y por eso me quedé.

—Entiendo—Caterina soltó un profundo suspiro mientras la instaba a tomar sus pertenencias.—Volvamos a casa, Lucy.

De acuerdo al relato que la duquesa conocía, su hermana salió de su casa de campo el jueves por la mañana en dirección a Ruthland House. Lastimosamente por culpa de un imperfecto en su transporte había terminado en Bleiston House bajo el cuidado de Damien.

Es decir, llevaba apenas un día en esa casa.

—Gracias por todo señora Portia.—masculló Lucy al cruzar la entrada de la residencia y luego añadió.—Despídeme de Bonnie, por favor.

—Por supuesto, que tengan un buen viaje, milady.

El carruaje "reparado" iba al mando de Osmán y dos de sus mejores hombres, quienes decidieron acompañarlo en esa misión. Los tres debían infiltrarse en el servicio de los Ruthland, ganarse la confianza de sus patrones y precautelar la seguridad de la joven.

Todo, bajo un perfil falso creado únicamente para ese encargo.

***

Una vez que se marcharon Portia se giró a ver a sus mujeres. Todas las doncellas habían estado observando discretamente la partida de Lady Lucinda.

—Buen trabajo, señoritas.

—¿Ya se fue?—Bonnie se hizo la tonta mientras se colocaba a su lado. El resto de sus compañeras ya se habían retirado a continuar con sus tareas diarias.

Prohibido AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora