✨Capítulo 24✨

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Apenas eran las 6 cuando llegué a mi apartamento, cerré la puerta y corrí hasta mi habitación, quedé frente al espejo, donde tenía varías fotografías de nuestro primer mes de novios.

A las 8 debía verlo. Tomé una foto en mis manos y hablé en voz alta, mi voz salió quebrada y las lágrimas rodaron por mis mejillas.

—Mi ángel, no sabes lo difícil que es ésto para mí, pero tengo que hacerlo , mi Padre el puede destruirte y prefiero morir en vida, pero no soportaría que te hiciese daño.

Busqué un bolígrafo y un cuaderno de notas. En serio, otra nota, dile la verdad.

—¡Aaaaaah!. - Grité muy fuerte y hablé mirándome al espejo.

—No puedo hacerlo, conozco a Karl, el acabará con el y toda su familia y si eso sucede, yo no me lo perdonaría jamás.

Terminé de escribir aquella nota y me senté en el piso a llorar desconsoladamente, grité , maldecí me golpeé a mi misma, pero era en vano nada de eso me calmaría y daría la fuerza que necesito.

Busqué mi teléfono y mandé un mensaje a Hannah con las abreviaturas «ETNA»
Nunca las había tenido que utilizar, pero ahora era el momento, acordamos en usarlas cuando fuera algo muy grave. El significado de ellas eran.
« Emergencia, te necesito ahora. »

Al cabo de unos 30 minutos escuché la puerta abrirse y cerrarse fuertemente, las pisadas de Hannah resonaban en todo el apartamento.

—¿Que es lo que sucede.? - Pregunta Hannah entrando por la puerta de baño.

—Mia contéstame. - Sigue hablándome mi amiga y está vez su tono de voz sale desesperado y claro si estoy en la tina empapada en agua y con los ojos cerrados.

Mi amiga toma mi mejillas entre sus manos mientras me habla en voz alta.

—Mia , aquí estoy. -dijo Hannah estrechandome en sus brazos.

Abrí mis ojos y con dificultad conecté con los de ella, la pastilla que consumí ya me estaba haciendo efecto, me dolía todo, mi pecho dolía, pero ya no lloraba, me mantenía neutra ante todo.

—Me marcho. -dije en voz baja y con mi voz pastosa, por aquella droga.

—¿Que?.

—Necesito tu ayuda. -dije mirando a un punto cualquiera de la habitación.

—¡Que te marchas! ¡Mi ayuda! ¡No entiendo!. - Exclama mi amiga poniéndose de pié y desesperada.

—Necesito que vayas al restaurante donde fue nuestro brindis y veas a Paul. - Dije hablando en voz baja.

—Pero, tu eres la que debe ir, hoy es la cena que me comentaste y no entiendo que tiene que ver todo eso con el mensaje de emergencia. -habla dubitativa.

—Y le digas que lo siento pero que no me espere, no llegaré a la cena. - Continué hablando sin hacerle caso a sus preguntas, me limpié mis mejillas y me puse de pié, debía marcharme ya.

—Mia sophia, te estás escuchando?.

—En la cama, hay una nota, solo debes de dársela. - Continúe hablando, obviando sus preguntas.

—Corrección, me estás escuchando?.

—Por favor, te llamaré, ahora ve y haz lo que te pedí. - Mi voz salió muy débil, estaba mentalmente agotada, creo que necesitaré otra de esas pastillas, sinó terminaré llorando nuevamente y ahora no es el momento para llorar.

Hannah

Me encontraba conduciendo en dirección al restaurante donde debía de ver Paul.

 No te Niegues, aún te queda mucho por sentir.Where stories live. Discover now