𝟏𝟎. 𝐀Ú𝐍 𝐓𝐄 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐎

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Capítulo 10

Las lágrimas y la tristeza de Zelda se hicieron evidentes para Minerva. La joven se recostó sobre su cama tratando de esconder el sentimiento que le produjo la ausencia de Lexter en esa cita fallida, donde ella esperó a su príncipe que nunca llegó.

Inevitablemente, Minerva se acercó a su hija para preguntarle qué le había sucedido y saber la razón de su tristeza,  pero Zelda simplemente se limitó a mirar a otro lado, hecho que preocupó aún más a Minerva.

—Mi amor, sabes que si algo te pasa, puedes contarme.

—Estoy bien, mamá.

—No es cierto, hija, estás llorando. —Zelda miró a su madre, sus ojos estaban enrojecidos y su mirada se notaba triste. Por alguna razón, Minerva sintió el sentimiento que los dulces y heridos ojos de su hija transmitían.

—No llegó, mamá —dijo la pelirroja con tristeza en su mirada y en su voz.

—¿Quién no llegó, mi amor?

—Él, Lexter.

La mirada de Minerva cambió de inmediato al escuchar ese nombre, ella sabía de quién se trataba y temió lo peor.

—Zelda, ¿por qué ese príncipe tendría que haber llegado?

—Porque él me dijo que lo haría.

—Sí, hija, pero ¿por qué?

—Mamá, es que... —Zelda se percató de que había hablado más de la cuenta—. Mamá, es que yo... Bueno, el príncipe me ve.

—¿Te ve?

—La verdad es que ayer él fue quien me llevó a recoger cerezas y la lluvia nos agarró en el camino y tuvimos que llegar a una cabaña que es de él.

Las últimas palabras de la pequeña pelirroja revivieron un sin fin de recuerdos en la mente de Minerva y un fuerte temor se apoderó de su corazón de madre.

—¿Estuviste sola con ese príncipe en esa cabaña?

—Sí, mamá, pero no pasó nada, solo estuvimos ahí hasta que la lluvia se detuvo.

—Entiendo, pero si solo te ayudó a recoger frutas, no comprendo por qué lloras por el simple hecho de que él no se presentó —siguió indagando Minerva, sabiendo que había algo más de fondo.

Zelda agachó la mirada y su simple gesto, le confirmó a Minerva que ahí sí sucedía algo más, un silencio se hizo presente entre madre e hija, hasta que Zelda habló.

—Mamá, sé lo que me contaste y te entiendo, pero, él no es igual.

Minerva suspiró en agobio intentando frenar su lengua, ella estaba tratando de contenerse.

—Zelda, tal vez es mejor que él no haya llegado a esa cita.

—¿Por qué?

—Hija, quizás la vida te está evitando un sufrimiento innecesario —habló Minerva, tratando de sonar comprensiva con su hija.

—Mamá, no tiene que ser igual.

—Zelda, dime la verdad. —Minerva buscó los ojos de su hija—. ¿Tú y el príncipe tienen algo? ¿Ya hubo algo?

La pelirroja guardó silencio al no saber en sí que decir, los recuerdos de ella y Lexter besándose la acusaron en ese momento. Ante el silencio de su hija, a Minerva le quedó más que claro que sí hubo algo, lo que lamentó profundamente; sin embargo, ella no podía regañar a Zelda por eso, lo único que podía hacer era tratar de aconsejarla.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now