20. Tres Veces Sí

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Capítulo 20

El calor que despedía la chimenea de la cabaña donde se encontraban juntos Zelda y Lexter les arropaba del frío que ya se estaba haciendo eventual en el norte de Ficxia.

Ambos reposaban en el suelo de madera cubierto por una ligera sábana blanca y par de cojines que les rodeaba, el peliblanco solo llevaba puesto sus pantalones, mientras que Zelda usaba el camisón del príncipe para cubrirse y así estar un poco más cómoda.

Él tenía en su poder la frágil y delicada mano de ella entre su palma y plantando un beso en ella preguntó — ¿Te gusta mucho este lugar?

— Es bastante cómodo y muy cálido

— Y eso que siempre prefieres el suelo, porque la cama también puede ser muy cómoda — habló él, notándose la connotación maliciosa en sus últimas palabras

Zelda tapó su boca mostrando lo sonrojada y apenada que se encontraba, lo cual le causó mucha ternura a él

— ¿Qué?, ¿dije algo malo? — sonrió

— Bueno, no sé, es que — Habló ella jugueteando tímidamente con el dije de la cadena que llevaba el príncipe en su cuello — Yo no sé

— Zelda — ella alzó su vista hasta él — No quiero que sientas que te estoy tratando de insinuar que lo hagamos — él le dio un pequeño y delicado beso en la puntita de la nariz — Será cuando tú quieras mi niña — En el fondo Lexter sentía un fuerte deseo por Zelda, y cada vez que este deseo emanaba de su interior sus pensamientos acusadores le inundaban por su real situación, la cual él aún le seguía ocultando a la pelirroja

Los verdes ojos de Zelda brillaban a la luz del fuego contemplando lo maravilloso que él era a sus ojos, todo lo que le hacía sentir y pensar se reflejaba en ese brillo que él sabía leer con tan solo verle, la admiración y el encanto que ella ejercía sobre él también se notaban en la mirada de él hacia ella logrando así que a pesar de todo ambos juntaran sus labios para compartir un bello y apasionado beso.

Al separar sus labios, Lexter se incorporó sentándose en el suelo y Zelda hizo lo mismo, había llegado el momento de hablar con ella sobre su ida del pueblo de Ateckdra a Xistrinia.

— Zelda debo hablar contigo de algo muy importante

— Sí, dime ¿qué pasa?

— Bueno, es que ... Mi padre el rey habló conmigo ayer y me informó que tendré que ir a hacer servicio militar a Xistrinia

— ¿Qué? — Zelda frunció el ceño —¿Xistrinia?

— Sí

— ¿Y le dijiste que sí?

— Sí

— ¿Por qué?

— Zelda no me pude negar, yo tengo un nombramiento militar y sirvo a la corona

— Pero Xistrinia está lejos de aquí, eso significa que no vamos a poder vernos, ¿por cuánto tiempo te irás?

— No lo sé, y creo que será por tiempo indefinido porque debo ayudar a entrenar a unos hombres que tomarán filas en nuestra guardia y debo ayudar a mi primo Timothy que es quien está al frente del palacio Wiczex ahora

Zelda agachó su mirada que de hecho se había tornado afligida por la inesperada noticia, él buscaba ver sus ojos, pero ella no lo permitió desviando su rostro quedando de cara al fuego, y entonces él temió lo peor.

— Zelda mírame

El silencio era envolvente en ese momento y eso solo significaba una cosa para él, el príncipe llevó su mano al mentón de la joven para girar su rostro y así poder verle, la mirada desconsolada e inocente de ella junto con sus ojos inundados en lágrimas en un llanto silencioso fue lo que los ojos del hombre vieron y esto le partió el corazón.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 & 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄Where stories live. Discover now