Afectará el pasado?

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– Sí, ese año estabas gordita– sonrió Christopher - -. Pero es verdad, eras adorable, añadió poniéndose serio de repente y acariciando su mejilla con un dedo, con una ternura increíble.- Tu piel es como la seda al tacto. Hay rosas en tus mejillas y tus ojos brillan. Tus labios...

La voz de Christopher se apagó. Dulce se estremeció. Él miró fijamente sus labios y la expresión de su rostro fue imposible no interpretarla. Lentamente se inclinó hacia adelante, tomándola por la nuca para acercar su cabeza y descansar sus labios sobre los de ella.

Pero en esta ocasión no la besó con inseguridad, buscando su aprobación. Los labios de Christopher eran suaves y seductores. Cálidos y firmes, la besaron eróticamente, borrando de su mente todo pensamiento racional, toda objeción posible. Christopher levantó la mano para abrazarla contra su pecho. Dulce sólo estaba en pijama y su corazón latía rápido.

Dulce levantó las manos y agarró los hombros de Christopher, y luego él abrió sus labios y su lengua se hundió más en su boca, explorándola, trazando círculos. Hasta que Dulce respondió con pasión. Christopher deslizó su mano hasta la nuca. El corazón de Dulce late Acelerada, sus pechos tensos, ansiosos por un contacto íntimo. Pero Christopher simplemente le acarició el cuello, embriagándola con su lengua imitando el movimiento del amor. Finalmente quitó la boca, deslizándola por su cuello hasta su escote.

U:Te quiero. murmuró contra su piel.

D-Lo sé, respondió ella con los dedos enredados en el pelo de Christopher -. Es tan extraño.

U— Para mí no — dijo echándose hacia atrás, acariciando absorto sus antebrazos ¿Qué podría ser mejor que casarse con tu mejor amigo, con quien, casualmente, compartes una atracción sexual irreprimible?

D:No compartimos eso.

U- Aún así – dijo, confiado -. Pero lo compartiremos. Y será tan apasionante que hasta los cuadros se caerán de las paredes.

D:Bueno, va a ser caro, se burló.

U:Bueno, es una suerte que no tengas ningún problema, en ese sentido sonrió.

Dulce fue liberada al día siguiente, al mediodía. El médico le ordenó tener calma, al menos hasta las doce semanas de embarazo. Luego le quitarian  la medicación contra las náuseas y comprobaba que todo estaba bien. Dulce no podía trabajar ni subir escaleras. Debería dejar que alguien la cuidara, al menos durante unas semanas. Dulce se horrorizó, tratando de hacerse a la idea, cuando el médico añadió otra nueva restricción: no debía tener relaciones sexuales. Christopher estuvo en la habitación durante la visita. Dulce no se atrevía a mirarlo, le ardía la cara. ¿Se sentía tan frustrado como ella?

Christopher la ayudó a subir al Mercedes.

¿Señor Uckermann? Lo llamó una enfermera saliendo del hospital. —Olvidaste esto.

Dulce contuvo la respiración asombrada ante la expresión del rostro de Christopher. Se volvió y miró a la enfermera. Era baja y rubia, con ojos azules, sonriente. Y se parecía increíblemente a Wendy. Dulce volvió a estar a la vista de Christopher. Él lo había notado. Su rostro expresaba angustia, dolor.

- Lo dejaré en el asiento trasero, comentó la enfermera.

U- Sí, gracias – respondió Christopher, aclarándose la garganta y agarrándose del volante.

Afuera, el día era gris y lúgubre. Y así se sintió Dulce. —observó a  Christopher. Estaba  serio, tenso. Abrió la boca, pero la volvió a cerrar sin decir nada. ¿Qué podría decir? Estaba claro que Christopher no quería hablar de eso, de lo contrario lo habría mencionado. De repente Dulce se sintió insegura. Volvió la cabeza hacia la ventana y sus ojos se llenaron de lágrimas. No esperaba nada de esa boda, repitió una vez más en silencio. ¿Qué importaba si no compartían un amor tan apasionado y profundo como el que habían compartido Christopher y Wendy? Podría vivir sin amor. De hecho, nunca lo había experimentado. El único amor que había conocido era Chip, pero había sido asfixiante. Su admiración nunca le había inspirado en el afecto. Christopher giró hacia Commonwealth Avenue y Dulce finalmente rompió el silencio.

 Un Hijo Tuyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora