Cómo se llamarán

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D-¿Porque no? - preguntó ella, mirándolo con evidente malestar.

U- Créeme, no es mi elección, sonrió, mostrando también su frustración -. No hay nada que desee más que hacer el amor, pero no podemos. Órdenes del médico, ¿recuerdas?

¡Dios! ¿Qué estaría pensando? exclamó Dulce de repente.No pensé maliciosamente, con ojos brillantes -Yo tampoco. No veo la hora de que llegue el día en que el médico nos diga que está completamente bien, añadió, tomando su mano izquierda para mirar los anillos. Pero lo último que querría en este mundo es poner en peligro a nuestras hijas.

él sonrió

D:Tienes razón, suspiró Dulce, todavía le temblaban las rodillas, me molesta admitirlo, pero tienes razón. Gracias por detenerte - añadió poniéndose de puntillas y besándolo brevemente -. No sé si lo hubiera logrado.

Christopher gruñó de mal humor, tomó el rostro de Dulce entre sus manos y la besó apasionadamente una última vez, antes de soltarla.

U:Excelente. Gracias por decirlo. Sería difícil dormir, sin necesidad de saber...

D:Sí, pero qué gesto más noble el tuyo - rió Dulce tapándose la boca y riéndose -. Es muy romántico...

Dulce se detuvo cuando vio cambiar la expresión de Christopher. Su comentario había sido extremadamente estúpido. Nunca debería olvidar que no había nada romántico en el acuerdo matrimonial al que habían llegado. Christopher se aclaró la garganta y comentó:

U:Será mejor que te vayas a la cama. Lleva mucho tiempo parada.

D:Sí, lo haré - respondió Dulce, apresurándose a escapar, antes de que las lágrimas corrieran por sus mejillas.

A principios de mayo, Dulce y Christopher fueron al hospital para una visita guiada especialmente para futuros padres. Dulce era la única mujer embarazada del grupo cuyo vientre era visible. Ya era hora de comprar ropa. Christopher insistió en ir inmediatamente después y así lo hicieron. De regreso a casa, pasaron por el departamento de Dulce, que ella había subarrendado. Finalmente se dirigieron a Brookline, la casa de Christopher.

Dulce sintió que éste era realmente su hogar, más de lo que jamás había sentido en ningún otro lugar. Ni siquiera en su apartamento.

Cuando era niña, nunca había sentido que la casa de sus abuelos fuera su hogar. Simplemente toleraron su presencia. Al mirar atrás, Dulce comprendió que su madre debía haber sentido exactamente lo mismo. Los abuelos de Dulce habían muerto cuando ella todavía estaba en la escuela secundaria y su madre no parecía haberse visto demasiado afectada. Quizás ya era demasiado tarde para ella. Era incapaz de recuperarse y darle un giro a su vida, o tal vez, simplemente, carecía del instinto maternal que tanto sentía Dulce. En cierto sentido U otro, la muerte de su madre años después, mientras Dulce cursaba el último año de universidad, tampoco había sido un trauma para ella, por inesperado que fuera. En el fondo, Dulce se había sentido sola durante mucho tiempo.

Pero nunca volvería a estar sola, pensó. Fue sorprendente. Y, sin embargo, era verdad. Yo iba a ser madre. Además, estaba Christopher. A pesar de que él no la amaba, a pesar de que tal vez finalmente quería separarse de ella, y que cuando nacieron sus hijas perdió el interés, Dulce esperaba que siguieran unidas de alguna manera, que siguieran siendo juntos de otras maneras, además de la física.

Saber que Christopher se sentía atraído por ella la llenaba de felicidad y no podía esperar para explorar físicamente ese deseo. Pero eso no fue suficiente para él. Anhelaba su amor, a pesar de saber que era imposible. Pero Dulce supo reprimir sus sueños. La vida le había enseñado a ser realista, a trabajar duro para conseguir lo que quería. Y también para entender cuando lo que querías estaba fuera de su alcance.

Christopher definitivamente estaba fuera de su alcance. Sin embargo, siempre compartirían a sus hijas y quizás, con el tiempo, Christopher comenzaría a preocuparse por ella también. Por el bien de sus hijas, claro. Por supuesto.

Después de cenar, Dulce subió a su habitación y se preparó para irse a la cama. Se sentía mucho mejor, pero seguía cansándose con facilidad. Estaba en la cama, leyendo un libro sobre gemelos, cuando Christopher llamó a la puerta que conectaba ambos dormitorios, a través del baño.

D:Pasa, dijo Dulce, sentada en la cama, con las sábanas alrededor de la cintura, vestida con una enorme camiseta de Christopher que usaba para dormir.

Cuando lo vio entrar con camiseta y pantalones cortos, Dulce contuvo la respiración. Los pantalones cortos apenas ocultaban su virilidad. Tenía algunos libros en la mano.

U- Nombres de niñas. Deberíamos empezar a pensar en esto. La gente en la oficina pregunta cómo los llamaremos.

D:Aún hay tiempo - respondió Dulce, dando palmaditas en la colcha, diciéndole que se sentara, pero no estaría mal que nos pusiéramos a pensar.

U:Hay miles de nombres aquí, continuó Christopher, marcando los libros, acercándose a los pies de la cama y dejándolos caer sobre la colcha.

Luego Christopher arregló las almohadas y se sentó, apoyándose en la cabecera. Dulce se echó a reír.

U- Bueno, me alegra que sepamos que son niñas. ¿Por qué no hacemos una lista de veinte nombres cada uno y luego los leemos?

D:- No seas tan organizado. Podemos leerlos todos y anotar los que nos gusten.

D:No, imposible - negó Dulce, inclinándose para recoger de la mesa dos blocs y dos lápices -. Tómalo.

Christopher pareció disgustado, pero obedeció. Comenzó a leer nombres y al cabo de un momento volvió a decir: ¿Necesitamos seguir alguna regla?

D- ¿Regla? ¿A que se refiere?

U-¿Quieres que los nombres rimen?

D:¡No, por Dios! De nada.

U-¿Ambos deberían empezar con la misma letra, tener el mismo número de sílabas?

D-No te compliques, simplemente quiero dos nombres que nos gusten - afirmó Dulce. No hay necesidad de tener nada en común excepto el hecho de que nos gustamos.

Christopher asintió y volvió a leer. Una hora después dejó el lápiz sobre la cama y dijo:

U:Ya tengo mi lista. ¿Y tu?

D:- Sí, comparemos. Tu empiezas.

U:Bien. ¿Qué opinas de Margarita?

D:-¿Igual que la bebida? ¿Estás bromeando?

D- Es un nombre español - explicó Dulce. Y muy bonito, añadió, sin embargo, quitándolo de la lista. Renée, Renata, Lisette, Phoebe.

U:Me gustan Renée y Lisette. Los demás borran.

Cuando terminé de leer las listas quedaban catorce nombres sin eliminarlos.

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