1. Los bajones de Martin

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Juanjo está sentado en el sofá, con las piernas apoyadas en la mesa y una manta cubriéndole. Podría quedarse dormido en cualquier momento. Se apagan las luces. "Ya no hay cámaras", piensa Martin.

—Juanji... —susurra, acostándose con la cabeza en el regazo de Juanjo.
—Ay, quita, Martin. —dice este, empujándolo.
—Déjame, pesado. Que te echo de menos. —dice Martin volviendo a acomodarse sobre Juanjo. Este se resigna.
—¿Pero qué dices? Si estoy contigo a todas horas.
—Sí, de lejos. —se queja Martin.
—Ay, que tonto eres. —dice Juanjo, comenzando a acariciar el pelo de Martin con algo de miedo. Martin cierra los ojos y agarra la otra mano de Juanjo, trayéndola hacia su pecho.

Durante un rato ambos descansan, con los ojos cerrados y cogidos de la mano. Juanjo sigue acariciando el pelo de Martin, y piensa que es lo más bonito que ha tenido nunca.
—Así no te pondrías delante de las cámaras. —susurra Martin.
—Pues no. —contesta Juanjo indignado, y suelta al otro.
—Pero es absurdo. O sea, aquí todos son muy cariñosos, no tiene que significar nada.
—No, Martin. Porque cuando nos ponemos así... no me puedo resistir a seguir.
—¿Qué? —dice Martin.
Juanjo se inclina y lo besa. 
—Eso.

—Pues hazlo. —dice Martin.
—Tu estás soplado. —ríe Juanjo, volviendo a besarlo.
Se quedan un rato en silencio, disfrutando de la presencia del otro. Juanjo nota el pulso de Martin por la forma en que se están agarrando de la mano. Y se sorprende por lo acelerado que está.
—Juanjo. —dice Martin de pronto, sacándolo de sus pensamientos.
—Dime.
—Estoy triste.
—¿Qué dices? —dice Juanjo, consciente de su brusquedad, pero sin saber reaccionar mejor.
—No sé. Estoy raro.
—Pero... si lo has hecho increíble hoy. El jurado te adora. Y has salido entre los favoritos dos veces seguidas, ya me gustaría a mí.
—Ya. Pero estoy embajonado.

Juanjo se siente incómodo. Estas situaciones de normal no son lo suyo, y encima Martin es su debilidad. Se pone 100 veces más nervioso cuando se trata del vasco. Le aprieta la mano, tratando de pensar en qué decir. Martin se incorpora del regazo de Juanjo y comienza a llorar. Y este lo mira, destrozado por verle así, pero paralizado.
—Martin... —comienza a decir, apoyando su mano en el brazo del chico.
Entonces aparece Bea y corre a abrazarlo.
—Martin, ¿qué pasa?
Y detrás vienen Violeta, Alvaro, Alex, Denna, y en un segundo están todos arropando a Martin, mientras Juanjo observa, sintiéndose fuera de lugar.
—Gracias chicos. Estoy bien, solo un poco de bajón. Ha sido intenso hoy. —dice Martin.

Finalmente se movilizan todos hacia la zona de los armarios, y Martin sigue rodeado por gente. Juanjo va detrás. Todos se ponen los pijamas y se lavan los dientes. Martin habla con Alvaro, que le está contando algo para animarle. Pero se le va la mirada a Juanjo, que parece estar en su mundo. No desea nada más que que Juanjo lo mire en ese momento. Y lo consigue. Juanjo le hace un gesto disimulado que Martin entiende al instante: "no te vayas a dormir aún". Todos van desapareciendo a las habitaciones, y Martin y Juanjo se quedan fuera, muy casualmente.

En silencio van a los sillones, y se sientan mirando al frente. La luz es mínima, Juanjo mira hacia Martin y su cara es un mosaico de sombras precioso.
—¿Te he molestado? —pregunta Martin.
—¿A mí? ¿Estás loco?
—No sé, te has alejado.
Juanjo se piensa su respuesta. Martin tiene razón, se ha alejado en el momento en que este le ha comunicado cómo se sentía. Pero decirle que verlo sufrir lo paraliza y no sabe cómo reaccionar ni cómo apoyarle porque le estalla la cabeza de pensar en lo que Martin supone para él, y su mundo se para cada vez que lo ve... Qué cojones, no puede decirle eso.
—Lo siento, Martin. Lo estoy intentando, pero me cuesta.
—No pasa nada...
—Sí que pasa, Martin, coño. No seas tan bueno, por dios. No es justo. Sobre todo porque.... A ver, te juro que lo que más quiero es estar ahí para ti, pero no sé... No sé cómo ayudarte, me paralizo. Y me jode porque tu siempre me apoyas y quiero estar para ti cuando estés mal como tú estás para mí, pero no me sale. Joder.
—Ay, Juanjo... Tranquilo. Yo no necesito gran cosa, eh. Podrías simplemente darme un abrazo. Me conformo con un abrazo.

Juanjo envuelve con su brazos a Martin, que apoya la cabeza en su hombro y expira el aire lentamente.
—Te mereces mucho más que un abrazo, Martin. —susurra Juanjo en su oído.
—Te quiero mucho, Juanjo.
—Yo también a ti.
El abrazo se prolonga un rato más, hasta que se separan y Martin se recuesta contra el hombro de Juanjo.
—¿Quieres... hablar de lo que ha pasado? —dice Juanjo con cautela.
—¿De...?
—¿Por qué estás triste?

Martin se acurruca más contra Juanjo y comienza a hablar. Juanjo escucha con paciencia y calma.
—Es todo, no sé. Echo mucho de menos a mi familia. Pero mucho. Nunca he vivido lejos de ellos, y me está costando más de lo que pensaba. Y me da miedo no estar disfrutando lo suficiente de esto, siento que estoy aquí pero no del todo, como si llevara el piloto automático. Y tengo mucho miedo de lo que piense la gente, no paro de pensar en eso. Y haber salido entre los favoritos se siente como... como una carga. Como que ahora tengo la presión de no cagarla porque se lo debo a toda la gente que me ha votado. No sé. Y tú... bueno, tú me haces comerme mucho el tarro a veces. En el fondo sé que eres así, pero a veces pienso que te he molestado o... yo que sé. Que no quieres estar conmigo. Creo que... me gustaría... que me lo dijeras más. Es que te quiero tanto tanto que quiero estar contigo todo el tiempo, pero a veces es como si me apartaras.

Juanjo reflexiona y se compromete consigo mismo a ser sincero y a intentar ayudar. Una vez que comienza a hablar desde el corazón, se relaja por fin.
—Vale. Voy a intentar organizar todo lo que te quiero decir. A ver, amor, es normal que eches de menos a tu familia. No puedo hacer mucho, pero estoy aquí. Y quiero estarlo más, quiero que cada vez que pienses en tu familia sepas que puedes venir a mí. Y te digo, es normal que no estés del todo presente, es que esto es una locura. Lo que estamos viviendo es muy surrealista. Es normal, Martin. Pero yo creo... que preocuparte por lo de fuera es ridículo, no sirve de nada y te va a hacer sentir mal. No le debes nada a nadie, y puedes equivocarte, como todo el mundo. Así que no te ralles tanto con lo del favorito. Y... te juro que nunca he querido que pienses que me molestas. Soy yo el que quiere estar contigo todo el tiempo. Pero bueno, que no te ralles. No soy el más cariñoso pero te prometo que te quiero. Y te lo voy a demostrar más, te lo juro.

Juanjo aguarda con cautela la respuesta de Martin, sintiendo que acaba de abrirle su corazón, y dudoso de si es algo positivo. Martin no se puede creer su suerte. Abraza a Juanjo con fuerza, hundiendo la cara en su pecho.
—Gracias. Te quiero muchísimo.
—Y yo a ti. —responde Juanjo, decidiendo ignorar sus pensamientos intrusivos, porque el chico enredado en sus brazos es más importante.
—¿Puedo dormir en tu cama?
—Puedes.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinWhere stories live. Discover now