38. Lo que no ves de mí

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Martin y Juanjo están haciendo la siesta en la cama de Martin, en Getxo. El vasco se despierta y mira la hora. Son las 17:00, por lo que llevan más o menos una hora durmiendo. Juanjo sigue dormido, así que procura no moverse de la postura en que están, la cabeza de Martin sobre el pecho de Juanjo, rodeando su abdomen con el brazo. El vasco mira con cuidado a la cara de su chico, admirándolo y muriéndose de amor. Se pone a pensar en estos últimos días que han pasado juntos en Getxo y podría gritar de felicidad.

La primera noche tras la llegada sorpresa de Juanjo, quedaron con Arrate para cenar en La Tagliatella. A Martin le hace muchísima ilusión lo mucho que han congeniado su mejor amiga y su novio. Fue en mitad de la cena que a Martin le llegó un WhatsApp de María, su hermana.

María:
martinnn que rompeolas ha llegado al millón en spotii

Martin soltó un chillido de felicidad.
—¿Qué pasa, Martin? —preguntó Juanjo, flipando.
Martin, sin contestar, entró a Spotify y comprobó que, efectivamente, "rompeolas" tenía más de 1 millón de reproducciones.
—¿Qué? ¡Dinos! —pidió Arrate, impaciente.
Martin les dio el móvil.
—Su puta madre... —murmuró Juanjo cuando lo vio.
—¡Ay, que me muero! —dijo Arrate, emocionada. Se levantó y Martin y ella se abrazaron entre risas.

—¿Tú eres consciente de lo que esto significa? —preguntó Juanjo, sin levantar la mirada de la pantalla. Martin se acercó a él. —Quiero decir, has llegado al millón en 6 días. Ningún otro single lo ha conseguido tan rápido... Esto es muy fuerte, amor... Joder, es que me siento tan, tan orgulloso.
Martin sonrió, emocionado. Juanjo alzó la mirada y lo vio con los ojitos brillantes.
—Mi bebé. —dijo, levantándose para abrazarlo, haciéndole pucheros. —Te lo mereces muchísimo. Eres una estrella.

Entonces apareció el camarero, sobresaltando a Martin y Juanjo.
—Disculpen, ¿podemos retirar los platos?
—Sí, sí. Gracias. —dijo Arrate, controlando su risa por el susto que se pegaron los chicos.
—Bueno, ¿nos vamos? —dijo Martin, riendo avergonzado.
—Sí. Yo voy al baño primero. —dijo Arrate.
—Yo también tengo que ir. —anunció Juanjo.
—Vale, vamos. —dijo Martin.

Arrate entró al baño femenino y ellos dos entraron juntos al masculino. Juanjo hizo pis mientras Martin se colocaba el pelo en el espejo y se sacaba un par de fotos. Cuando Juanjo salió, se lavó las manos y se quedó mirando a Martin. Se le escapó una sonrisa y rodeó la cintura del chico con sus brazos.
—Te quiero muchísimo. —susurró, apoyando la cabeza en el hombro de Martin.
—Yo a ti más. —respondió Martin, sacando una foto del espejo, donde se veía como Juanjo lo abrazaba. "Pedazo espalda tiene...", pensó Martin enamoradísimo, acariciándole la zona.

Esa misma noche salió "Lo que no ves de mí" en todas las plataformas digitales, además del videoclip en YouTube. Martin, Juanjo, Arrate y Regina, que había llegado más tarde, estaban a las 23:55 en el sofá del salón de Martin, preparados para la salida del videoclip.
—Ya empieza YA EMPIEZA —dijo Regina, emocionada.
—Calla, calla. —dijo Arrate, con los ojos fijos en la pantalla.
Martin cogió una mano a Juanjo y le besó el dorso. No lo soltó hasta que terminó el videoclip.

—¡Bua! Míralo, el Martin. —dijo Regina, cuando apareció el vasco junto a Juanjo en los créditos finales del videoclip.
—¡Madre mía, me flipa! No me lo puedo creer, está impresionante, eh. —dijo Arrate.
—Qué pasada, tío. Es que es simple pero está genial ejecutado, ¿sabéis? —comentó Regina, comiéndose una patata frita.
—Total. Ves, menos es más. Está comprobadísimo. —dijo Arrate.

—Ostia, no me lo creo, eh. Ha quedado mejor de lo que me imaginaba... —murmuró Juanjo, feliz.
—Es que es chulísimo, en serio, las luces y los cambios de plano estos mareantes son la leche. —comentó Regina.
—¡Ay, mi Do! —dijo Martin, achuchando a Juanjo y dándole besos en la mejilla. —Eres el mejor.

Las chicas los miraron e intercambiaron sonrisas cómplices. Que Martin haya encontrado a alguien que le hace tan feliz les emociona mucho.

Al día siguiente Juanjo estuvo algo nervioso por la acogida del single. Martin y sus amigas lo ayudaron a evadirse haciendo mil cosas, desde hacer unas galletas que quedaron durísimas hasta ver "Glee", la serie mas rara que Juanjo ha visto jamás.
—Pero, ¿qué cojones? —preguntó Juanjo. —O sea, ¿el tío se hace una tostada y se le quema, y sale con forma de Jesucristo?
—Te dije que era muy extraña. —dijo Martin, muerto de risa.

Arrate, Regina y Ariane se descojonaban con las reacciones de Juanjo.
—No me jodas que le va a cantar a la tostada... —murmuró Juanjo.
Martin, esta vez, le dejó comentar el episodio, ya que sus amigas se meaban de la risa con Juanjo. El vasco tenía las piernas estiradas sobre el regazo de otro, que le hacía caricias en las pantorrillas.
—Cariño, me preocupa que te guste esta serie. —dijo Juanjo, casi llorando de la risa. —¿Qué es esto? Le está pidiendo al Jesús de su tostada que su novia le deje tocarle las tetas, es lo más surrealista que he visto en mi puta vida.

Un rato más tarde estaban todos tirados por el salón con sus móviles.
—Bua, estoy como una moto. ¿Me puedo fumar un cigarro? —le dijo Juanjo a Martin, en voz baja.
—Claro, Do. Ve al patio. ¿Te acompaño?
—No, no. Que no te gusta el humo.
—No me importa acompañarte.
—Lo sé, bebé. No te preocupes, en cinco minutos vuelvo. —Juanjo le dio un beso en los labios y salió al patio.

Respiró hondo mientras inhalaba el humo, tratando de relajarse. Martin se asomó a la ventana un momento, para observarlo en silencio. Odia admitirlo, pero ese cigarrillo entre los dedos, las caladas... Juanjo fumando tiene algo muy atractivo. Le pone.

Juanjo se mueve ligeramente en su sueño y Martin vuelve al presente. Esa mañana ha tenido la primera lectura de guion de "Mariliendre", y ha sido todo una auténtica fantasía. No se puede creer que haya estado en una misma sala con gente tan increíble, trabajando en una serie musical de Los Javis. Suena demasiado perfecto para ser real, y sin embargo lo es. Se acuerda de algo... algo que ha estado evitando, pero que debe hacer.

Juanjo al fin despierta, lo sabe porque le planta mil besos en la frente de repente y murmura un "Buenos días".
—Hola, Do. —contesta Martin.
—Hmm.
—Voy a hacerlo. —anuncia Martin.
—¿Hacer qué?
—Afeitarme el bigote.
—Anda, eso quiero verlo. —dice Juanjo sonriendo, y van juntos hasta el baño.

Martin enchufa la maquinilla y la pone a funcionar. La aproxima a su labio superior... y la aparta, nervioso. Vuelve a intentarlo un par de veces, pero no se atreve a hacerlo.
—¡Dios! No puedo... —se queja.
—Ven. —Juanjo lo gira para que lo mire y le coge la maquinilla de la mano. Lo afeita despacio y con cuidado, pensando en la pena que le da. El bigote de su chico, ese bigote que le llamó la atención desde el inicio, ese bigote que le ha hecho cosquillitas desde la primera vez que se besaron hasta hoy...

Juanjo termina y admira el resultado. Martin se gira para mirarse al espejo y se toca la zona.
—Qué raro, madre mía. ¿Parezco un niñato?
—¿Qué dices? Estás guapísimo, como siempre. —dice Juanjo, girándolo para darle un beso en los labios, un beso extraño sin el roce del bigotillo de Martin.
—Ya crecerá. —dice Juanjo, con convicción, echándose cacao en los labios.
—Chicos, tenemos que salir en 10 minutos. —dice la voz de Rebeca desde el salón. Van a llevar a Juanjo a la estación de tren para su vuelta a Zaragoza.
—Ya vamos. —grita Martin. —¿Me das un besito de "Biokiss"? —susurra, refiriéndose al nombre del cacao de Juanjo.

El aragonés se ríe pero lo besa.
—Qué cachondeo tienes.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinWhere stories live. Discover now