9. Alors on danse

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Al finalizar el primer pase de micros de la gala 6, Juanjo inmediatamente camina hacia Martin y le coge de la mano con cariño. Martin, triste, le asiente al gesto que le hace con la cabeza: a las duchas.

Van hasta allí sin soltarse la mano, Juanjo vigilando a Martin de reojo. Cierran la puerta y por fin están solos.
—¿Cómo estás? —pregunta Juanjo.
—Pues no muy bien.
—Amor, no lo has hecho nada mal. —le dice Juanjo.
Martin suspira, sentándose en el banco.
—No sé...
—Te lo digo en serio. A mi me estaba encantando. Bueno, hasta que llegaste a los "la la la" y ya ahí noté tu cara de sufrimiento...
—Es que... es demasiado. La letra, el rap... y sobre todo el baile... me veo fatal y... estoy muy incómodo. —dice Martin en voz baja.
—Mira, a mí me pasó igual con "Unholy". Pero tú te mueves genial en el escenario, no tienes de qué preocuparte. Y de todos modos, verás cómo mejora cuando te veas rodeado de los bailarines. Va a ser increíble, estoy seguro de que no te van a nominar, Martin.
—Que me da igual la nominación, ya no es eso, es que estoy muy incómodo. —suelta Martin, algo alterado.
Hay un silencio entre ellos.
—Y si... ¿y si hablas con Vicky? Seguro que estaría dispuesta a cambiar cosas para que estes más cómodo. —propone Juanjo.
—Es que... no sé. Se supone que estoy para esto, ¿no? Para salir de mi zona de confort...
—Cuando lo estás pasando así de mal por una coreo, ya no es salir de tu zona de confort... Adaptarte a canciones y cosas nuevas no debería ser tremendo sufrimiento... En plan, puedes ser versátil, pero es lógico poner algunos límites, ¿sabes? Al final eres tú quien va a actuar. Tienes que sentirte bien tú.

Martin cierra los ojos y se lleva las manos a la cara. Sabe que Juanjo tiene razón.
—No llores más, Do. —dice Juanjo, sentándose a su lado y abrazándolo con fuerza.
—No, no. No lloro. Es que tienes razón, voy a hablar con Vicky. —dice Martin suspirando.
—No te preocupes. Mañana solo es grabar disco y ya puedes hablar con ella y ensayar los cambios que hagáis el resto del día.
—Joder. El disco, no me había acordado de eso... Ay, qué estrés... —murmura Martin.
—Pero si vas a estar con Mamen, ella te va a ayudar. Estáte tranquilo.
—Pero voy a estar solo... —se queja Martin.
—Con Mamen.
—Pero sin compañero...
—Bueno, es lo que tiene ser solista, ya me gustaría a mí, amor.
—¿Y si le pido a Mamen que entres conmigo?
—¿Para qué? —pregunta Juanjo, confuso.
—Quiero que estes. —murmura Martin.

Juanjo sonríe con ternura.
—Bueno, por mi bien, me encanta oír a mi Do cantar. —dice con su voz de bebé.
—Vale, pues decidido, le voy a decir que necesito apoyo emocional o algo así. —le contesta Martin sonriendo.
Juanjo ríe y Martin le acaricia la mejilla. Se le va la mirada a los labios del aragonés, y no puede resistirse a plantarle un beso cariñoso.
—Jolin, Juanjo... Das tan buenos consejos cuando quieres. —susurra Martin cuando rompe el beso.
—Has visto.
Al final se levantan y salen de las duchas, Juanjo caminando por delante.

Al día siguiente, le preguntan a Mamen si Juanjo puede acompañarlos a grabar.
—Eh... bueno, claro que sí, a mí no me molesta...
—Genial. —dice Martin, sonriendo ilusionado.
—¿Pero por algo en concreto o se os ha ocurrido así de la nada?
—Eh, bueno... —comienza Juanjo.
—No, es que... así por estar conmigo... es que esta canción me estresa y había pensado... —dice Martin.
—Vamos, que quieres su apoyo emocional. —completa Mamen.
—Eh sí... Sí. eso mismo. —dice Martin, con una sonrisa pilla y brillo en los ojos.

Total, que un rato después están Mamen, Martin y Juanjo en el estudio de grabación. Y la profesora no puede resistirse más, tiene una pregunta que hacerles a los chicos y sabe que es su momento, pues no los graban en el estudio.
—A ver, antes de empezar yo tengo una pregunta.
—¿Para quien? —pregunta Juanjo.
—Para los dos. Os lo digo directamente, ¿vale? ¿Está pasando entre vosotros lo que yo creo que está pasando?

Juanjo y Martin se miran y se empiezan a partir de risa.
—¿Por qué os reís? ¿Estoy loca?
—No, no, Mamen, mi amor. —dice Juanjo, abrazando a la mujer entre risas. —Sí, te lo confirmo.
—Primicia: está pasando lo que tú crees que está pasando. —responde Martin, también riendo.
—¿De verdad? Jo, que ilusión. Pero, ¿qué os hace tanta gracia, chicos?
—Nada, nada, es que cómo lo has dicho, ha sido muy gracioso. —contesta Martin.
—Bueno, bueno, cómo estamos... A ver pero dadme más información, ¿no? ¿Desde cuándo ha empezado esto?

—Uf... —dice Juanjo.
—¿Uf? ¿Hace mucho o qué? —dice Mamen, sorprendida.
—A ver, en los castings hubo cosillas pero nada serio, y por la primera semana... —empieza Juanjo.
—Me rechazó. —termina Martin.
—A ver, yo estaba un poco perdido y quería concentrarme en la música.—se justifica Juanjo.
—¿Lo rechazaste? ¡Qué fuerte! —dice Mamen, riendo.
—Bueno, el caso, que fueron pasando las semanas y este tío seguía insistiendo. —dice Juanjo.
—A ver, no iba a rendirme tan fácilmente. —añade Martin.
—Pff. Bueno, que al final yo ya no podía... seguir resistiéndome. Así que me fui soltando y acabamos...
—¡...Enamorados! —suspira Mamen.
—Ay, por Dios, Mamen. —dice Juanjo, con una risa nerviosa.
—Es que os como la cara. —dice Mamen.

—Bueno. ¿Grabamos? —propone Martin.

Por la noche, los chicos se meten en la habitación desde que la abren, con ganas de acurrucarse juntitos.
—Ay, que cansado estoy. —dice Juanjo, metiéndose en la cama.
—Y yo. —contesta el otro, abrazándose a Juanjo.
El aragonés le observa fijamente la cara.
—¿Qué? ¿Qué tengo? —pregunta Martin.
—Es que cómo vas a ser tan guapo, por Dios. Qué es esa caraza.
—Ay, Do... —murmura Martin, con una sonrisa bobalicona.
—Eres precioso. Mira qué ojos. Qué nariz. Qué sonrisa, ¡ay! Te como.

Martin le enseña su diente torcido.
—Míralo. Picón. Es que hasta él es bonito. —dice Juanjo.
—Por favor, ¿pero y estos cumplidos a qué vienen? —dice Martin, con voz de bebé.
—Es que si eres guapo pues eres guapo, Martin.
—Cállate, tú sí que eres guapo. —dice el vasco.
—No, yo soy feo a veces, pero tú nunca.
—¿Feo de qué? ¿Tú te has visto? Esas pestañas, esos ojos brillantes. Esa boca... tienes los labios más bonitos del mundo. Y tu nariz, bueno, tu perfil en general... buf. Me mata. Ah, y tienes las cejas más perfectas que he visto. O sea, ¿feo? Si eres guapísimo, por Dios.
—Ay... que me sonrojo... —dice Juanjo, otra vez con la voz de bebé.
—Qué tontos somos hablando así. —dice Martin.
—Me da igual. —responde Juanjo, haciéndolo otra vez.
Martin sonríe y besa al chico.

—Te quiero. —dice el vasco.
—Yo sí que te quiero.
—¿Cómo has visto la grabación de la canción? —le pregunta Martin.
—Uf. Increíble. Sonará en las discotecas, ya te lo digo yo.
—Jo, qué ilusión. ¿Y qué tal ha ido la tuya con Ruslana?
—Genial. En la grabación genial. Ahora, ¿podré cantarla igual de bien en directo?
—Pues claro, Do. Como siempre. —dice Martin.
—Eso espero. Pero es difícil de cojones.
—Lo sé, es una locura de cantar.
—Ah, ¿te cuento mi vestuario? —dice Juanjo.
—¡Sí!
—Llevo un traje y debajo un top como de redecilla. Y me van a hacer como eyeliner y tal.
—Ay... qué guay. Qué ganas de verte. Es que ya de normal eres guapísimo, y encima en las galas todo te queda tan bien...
—Ay, qué cosas dices... —dice Juanjo, sonriendo.
—Es la verdad.
—¿Y te van a hacer el mullet? —pregunta Juanjo, acariciando el pelo de Martin.
—Pues no lo sé aún...

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinWhere stories live. Discover now