Capitulo 11

11 2 0
                                    


Zaiden

Minutos después

Admiro la belleza de Evelina sin cansarme, su cabello largo y lacio cae como cascada sobre sus hombros desnudos, tiene las pupilas algo brillantes y dilatadas  por la luz que le hace contraste al color oceánico de sus ojos mientras que los labios le siguen un tanto hinchados por los besos dados. Ella permanece en su puesto, enrolla con un tenedor y cuchara las deliciosas pastas bañadas por salsa roja, balancea la cabeza de un lado al otro con notable disfrute al escuchar como se reproduce la canción Titanium- de sia en su tocadiscos

_Quiero hablar de eso_se atreve a romper el silencio después de meditarlo un poco.

_¿Que significa exactamente "Eso" ?_intento que se trague el cuento de que no se de qué me está hablando.

_Sabes a lo que me refiero_me apunta con su tenedor ahora libre de comida_Pero aún así te lo diré, a lo que me refiero cuando digo que quiero hablar de "Eso" me estoy refiriendo de la conversación que mantuvimos hace unas horas mientras yo venía hacía la suite.

_Entiendo_murmuro bajando la vista a mí platillo.

_Y empezamos otra vez con lo mismo...

Suspiro con pesar. No soy tonto, se que me cuesta hablar de estas cosas y Evelina nunca me pone las cosas fáciles. Ella quiere sacar a la fuerza todo lo que se encuentran en mí corazón guardado bajo llave.

_No quiero hablar de ello_la corto rápidamente.

_Eso ya lo tengo claro ¿Sabes que más tengo claro?_pregunta expectante con la mirada cargada de enojo.

Me atrevo a negar sin querer hablar más de todo esto que me sobrepasa.

_Tambien se que estoy verdaderamente  H-a-r-t-a de esperar a que se te den las ganas de hablar de temas que tarde o temprano tendremos que tocar.

_No respetas mis decisiones_contrataco hastiado.

_Esto no se trata de ello, se trata de que en algún momento el no hablar de las cosas que están pasando van a provocar algo mucho peor que evitar está conversación_me fulmina con su mirada algo vidriosa.

_¿¡Acaso no entiendes que no se me dan las ganas de hablar del por qué nos estamos revolcando como si fuéramos dos pendejos adolescentes hormonales!?_le grito recorriendo la cocina de un lado al otro.

_¡Está bien! ¡No digas nada, pero yo me largo, se acabó!_me devuelve el grito controlando las lágrimas que se acumulan en sus preciosos ojos.

_¿Se acabó?_pregunto con el ceño fruncido.

Me detengo de golpe viendo cómo se marcha hacia la habitación y comienza a empacar ropa en su maleta azul.

_¡Si! ¡Se acabó! Toda esta mierda que teníamos ¡Ya no más!_me responde sollozando con fuerza.

_Haber, primero cálmate_la tomo de los hombros aunque se resista cuando comienzo a notar como la respiración se le torna pesada_Y segundo, no puedes irte a estas horas de la noche. Entiende que no soy bueno hablado de esto.

_Quiero irme Zaiden. No quiero estar aquí_ llora contra mí pecho.

_¿Lo entiendes?_insisto.

Asiente sorbiendo su nariz y rápidamente esconde el rostro sobre la palma de sus manos cuando comienzo a despegarla de mí pecho.

_Mirame_demando tenso.

«No me gusta que llore»

_Evelina, mírame.

Solloza dándome la cara.

_Soy un idiota. ¿Vale? No debí gritarte, pero de verdad que no quiero tocar ese tema porque ni yo se que es lo que sucede.

Soy sincero con mí repuesta mientras seco las lágrimas que se deslizan por sus mejillas rosadas.

_Yo... Yo lo sé_vuelve a llorar tomando aire para que pueda entenderla_Tengo miedo de que si no hablamos todo esto después se nos termine yendo por la borda.

_Entiendo nena, de verdad que lo hago_me lamento al oír como vuelven sus sollozos_Ven aquí_la atraigo hacia mí al ver cómo su cuerpo tiembla por completo.

«Nunca creí que se colocara de este modo. ¡Idiota! ¡idiota!»

_Yo...Yo_intenda articular palabra.

_Calma, calma, respira lentamente_intento que no entre en un ataque de asma de nuevo, ya que eso le debilita ría demasiado el cuerpo.

Niega entrando en pánico, araña su cuello en un intento de deshacer el nudo en su tórax. En una velocidad sorpréndete descargo cuatro rondas de aire contra sus suaves labios.

_Tranquila_susurro sentado su cuerpo sobre mí regazo con el inhalador aún en mano por si acaso.

_Quiero irme a casa_llora en silencio.

_Te llevaré si es lo que quieres_le aseguro para que se calme.

_No puedes llevarme a Toronto con mis padres_solloza escondiendo su rostro sobre mí cuello.

No hay forma de destrozar mí corazón de hielo. Sin embargo, que Evelina llore con este sentimiento y encima por sus padres y no tanto por lo que sucedió me destruye el alma en billones de pedazos.

_Nena...

_Se que no puedes_se adelanta a hablar acariciando el inicio del cabello en mí nuca.

_Si es lo que quieres yo te llevo_murmuro seguro de lo que digo.

_¿Harías eso?_pregunta ahora viéndome.

Asiento dejando suaves caricias en sus mejillas mojadas.

_No querrán verme_niega desilusionada.

_Eso no puedes saberlo sin antes intentarlo.

_¿Hablaremos de lo que sucedió está noche en algún momento?_Se dispone a cambiar de tema recibiendo el pañuelo descartable que le ofrezco.

_Si, tranquilizate_beso sus manos temblorosas_No es bueno dos ataques en un solo día_le recuerdo sintiendo su cuerpo cansado.

Asiente con la vista irritada mientras que recuesta su cabeza sobre mí hombro.

_No vuelvas a llorar por mí. No lo merezco.

_No llore solo por ti. Tenía varias cosas estancadas_intenta regular su respiración con la mía cerrando sus ojos con calma.

_¿Sabes que puedes hablar conmigo aunque no sea bueno en ello?_le volteo el rostro y dejo un suave beso en los labios.

Asiente nuevamente dejando que introduzca con lentitud mí lengua en su boca, ya que no quiero que vuelva a empeorar.

_Necesito dormir_murmura viendo cómo su cuerpo aún da pequeños temblores.

_¿Vas a quedarte o deseas que te lleve a tu departamento?_me atrevo a preguntar.

_Aunque me gustaría estar un rato a solas y aclarar todo conmigo misma no me gustaría pasar toda la noche ahí. ¿Puedo quedarme?

_Nena, está suite es nuestro departamento. No tienes que preguntar y claro que puedes quedarte_le aseguro sonriendo solo un poco.

_¿Acaso eso fue una sonrisa?_me molesta.

«Esa es la Evelina que conozco»

_No empieces_le sigo el juego de siempre dejando que se acurruque sobre mí pecho una vez que nos recostamos en la cama.

_Solo bromeo_aclara riendo.

_Tu risa es tan sexy_subo mí mano por sus muslos vestidos por un pantalón de pijama.

_Ahora eres tu el que no tiene que empezar.

Detengo mis movimientos al recordar lo mal que le sentó todo esta noche.

_Me duele la cabeza_se queja en un jadeo.

_No debiste de llorar tanto_me lamento de nuevo sin poder evitarlo. Sin embargo, Evelina ya se encuentran respirando con lentitud y permanece con los ojos cerrados.

_Perdoname. Soy cun completo idiota cuando se trata de ti_susurro dejándome vencer por el cansancio.

Trabajar en la empresa ya no se siente tan bien como antes.




El deseo, de tu cuerpo Where stories live. Discover now