Capitulo 20

10 2 0
                                    

•Evelina

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Evelina

~Al otro dia~

_Hija... Estás aquí_balbucea mamá con lágrimas rodeando por su mejillas.

Intento caminar hacía ella, contener su llanto, y brindarle una de esas sonrisa que dicen todo estará bien, sin embargo, mis pies se plantan en el piso blanco del hospital sin tener intenciones de moverse. Es por eso que mamá es la que acorta la poca distancia que nos separa apretándome contra su torso en un abrazo desesperado.

Su olor

El aroma a limón, tan característico en ella se instala en el ambiente al moverse con tanta brusquedad, cierro los ojos dejando cada uno de mis brazos a un costado de mí cuerpo, el cual permanece inerte, me humedezco los labios, repentinamente me encuentro en un dilema de mente y corazón. Dejo de debatirlo, mí figura manda rápida corriente eléctrica desde mí cerebro hasta mí corazón, y es ahí cuando después de tanto tiempo logro abrazar a mí madre.

«Si, al fin estás abrazándola. Así como tantas noches anhelaste hacer»

A pesar de lo pesado que se me sienten los ojos por las lágrimas acumuladas, vislumbro el precioso color de sus ojos azules en cuanto rompo el contacto entre nosotras. Es casi momentáneo, sin embargo, no oculta la débil sonrisa que se forma sobre la comisura de su labios.

Mamá se atreve a dar dos pasos hacia mí pero rápidamente los detiene, esperando no sé que.

«Quizás tu rechazo, tonta»

Asiento dándole el consentimiento para que con la palma de la mano toque mí rostro helado, muy probablemente por el los nervios de verla después de tanto, y el frío de Toronto en está mañana.

_Estoy aquí_dicto sus palabras con voz firme.

Mamá no me quita los ojos de encima.

_No creí que fueras... Olvídalo, mejor te guió a dónde está tu padre.

Sacude la cabeza antes de comenzar a caminar por los pasillos poblados de gente. Poco tiempo después nos detenemos frente a una puerta de madera con el número 305 tallado en ella. Mamá es la primera en entrar, es un cuarto pequeño, solo porta con una mesita ratona, en la cual dejaron varios frascos de pastillas casi al completo y está ubicada a un costado de la cama hospitalaria, de la pared cuelga en una repisa un televisor viejito, y junto a la puerta de la entrada se encuentran lo que se supone que debe de ser el baño.

A medida que me adentro en la habitación más puedo ver a mí alrededor. Papá se encuentra recostado contra la pared, está descansado las piernas sobre la cama mientras mira las noticias con un desinterés preocupante. El no se dió cuenta que llegamos, solo observa la TV sin siquiera parecer estarle prestando atención.

En silencio me acerco hacia el, tomo su mano entre la mía, no contengo la sensación de alivio cuando de mis ojos comienza a descender pequeñas gotas de agua. El tacto parece despertarlo de la ensoñación en la que estaba undido, de inmediato se endereza sobre la camilla con una expresión clara de sorpresa.

El deseo, de tu cuerpo Where stories live. Discover now