6

143 26 12
                                    










Sus ojos se abrieron con pesadez y tardó un poco en que se diera cuenta en dónde estaba.

En un jodido hospital, otra vez.

— Hey, al fin despertaste. — la aguda voz familiar lo hizo girar un poco el rostro e intentar sonreír. — Cómo vuelvas a hacerme una cosa así, Emilio. Juro que no respondo de mis acciones. — trató de bromear.

No sé sentía triste por lo que hizo, sólo... Confundido.

— Lo siento, Leima. — su voz salió rasposa y le dolió un poco la garganta.

— Sé que lo haces. — le dió una pequeña sonrisa mientras llenaba un vaso con agua y se lo pasaba. — Dormiste cómo un oso toda la noche.

Le dió un buen trago a la refrescante agua y luego carraspeó un poco.

— ¿Qué hora es?

— Son las 10:20.

Frunció el ceño. — Deberías estar en la empresa, Leidy.

Se encogió de hombros e hizo una mueca de indiferencia.

— Soy la puta jefa y voy a la hora que se me dá la gana.

Sonrió mientras negaba y luego se quedó en silencio mirando el techo.

— Leidy. — la llamó.

— ¿Qué sucede, Mailo?

Entrelazó sus dedos y trató de sonar desinteresado.

— ¿Y Joaquín?

La pelinegra lo miró por unos segundos en silencio, no quería hablarle del castaño para no alterar sus emociones.

— Deberías preocuparte en recuperarte para salir de aquí, Emilio. Tú estás primero.

Su rostro se endureció cuándo clavó sus ojos en los avellanas.

— Ya sé eso, Leidy. No debes repetírmelo cada puto día. — y ahí estaba otra vez la faceta que la pelinegra más odiaba. La faceta de comportarse cómo un jodido frío y sin corazón.

Enarcó una ceja y se cruzó de brazos.

— ¿Lo sabes? Pues no parece, Emilio. — dijo seria. — Es la segunda vez que encuentro a mí mejor amigo medio muerto. — su voz le tembló, pero no cambió su mueca de seriedad. — ¿Te das una mínima idea de lo que ésto me duele? Parece que no te importara nada ni nadie. Yo he estado aquí a tu lado cada día, Emilio. No me merezco que me hagas ésto porque aunque digas que nadie te ama yo sí lo hago. Yo te amo, Emilio y no puedo entender cómo mierda me haces ésto a mí. — terminó de decir para luego levantarse y tapar su rostro para evitar un sollozo, no iba a romperse allí. Respiró hondo y volvió a girarse en dirección al oji-café. — ¿No te basta que tus padres y yo te amemos? ¿No te importa nada?

Tardó en contestar porque sabía que la pelinegra tenía razón, estaba siendo egoísta.

— De verdad lo lamento, Leidy. En ese momento no era yo. No sabía lo que estaba haciendo. No volverá a pasar, lo prometo.

— Ya, eso me dijiste una vez y mira en dónde estamos. — dijo acercando la silla a la cama y sentándose. — Emilio, no quiero perderte, ¿Lo entiendes? Has decidido olvidarte que tienes una vida, con personas que te quieren y aman; te has convertido en alguien irreconocible. Extraño al Emilio que sonreía, el que jugaba videojuegos y tomaba cervezas conmigo; el que planeaba su futuro; extraño a ese que bromeaba y nunca te mostraba una cara fea por más que haya tenido un mal día.

¿Can I Hold You Again? // Adaptación Emiliaco - 2° Temp. de ¿Puedo Abrazarte?  जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें