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Estaba terminando de acomodar los últimos contratos que tuvo que traerse de la empresa y salió del despacho para ir hacía la cocina, pues estaba con hambre y Elyzabeth no estaba en casa, ya que restaba en el hospital.

Entonces tuvo la idea de ir a visitar a su mejor amigo, ya que hoy tenía que verse con Joaquín y necesitaba tener la primicia de lo que ocurrió entre la ex pareja.

Eran las diez menos cuarto, supuso que podrían pedir unas pizzas ó algo grasiento para darse el gusto, salió de casa y subió a su auto para emprender su corto viaje hasta la casa del oji-café.

Una vez que llegó, dejó el auto aparcado cerca del edificio y caminó hasta adentrarse, entrando en el ascensor y presionando el botón con el número de piso indicado.

Trajo el juego de llaves que Emilio le había dado del departamento, sólo por precaución. En cuánto estuvo frente a la puerta del departamento, golpeó 2 veces, sin embargo, no recibió respuesta alguna. Volvió a insistir y nada pasó.

- ¿Emilio? - llamó cuándo su preocupación lo atacó, un mal presentimiento golpeó su pecho. ¿Habrán salido mal las cosas con Joaquín? ¿Estaría en casa? - Emilio, ¿Estás ahí? - volvió a llamar, pero no consiguió respuesta. - Joder. - murmuró sacando la llave de respuesto y colocándola en el cerrojo para poder abrir la puerta.

Entró y dió pasos hasta la sala, frunció el ceño cuándo vió la tele encendida, latas de cerveza en la mesa a un lado de una fuente con nuggets. Eso quería decir que Emilio estaba en casa, murmuró un par de insultos mientras se apresuraba hacía el cuarto del oji-café, no quería pensar en cosas malas, pero todo la llevaba a eso.

Entonces escuchó un sonido raro provenir desde dentro de la habitación, tragó saliva y abrió la puerta, entonces se quedó helada.

Emilip estaba acostado en su cama; balbuceando palabras inentendibles, mientras Roy Royer trataba de montarlo sin éxito ya que el rubio estaba intentando quitarlo.

- ¡Vamos, Emilip, ya no juegues! ¡Soy yo, Joaquín! - se quejó dándole una abofetada al oji-café, quién soltó un quejido.

Entonces entendió lo que estaba ocurriendo.

El jodido hijo de puta de Roy Royer trataba de abusar de su hermano, diciendo que era Joaquín.

No sé dió cuenta en el momento en que sus pies se movieron, estaba viendo en rojo, parecía que todo se movía lento a su alrededor, sin embargo, todo pareció acelerarse en el momento en que empujó con todas las fuerzas que no sabía que tenía al jodido psicópata lejos de Emilio, tirándolo al suelo.

- ¡Hijo de mil puta, voy a matarte! - gritó poniéndose de horcajadas para luego comenzar a darle puñetazo tan puñetazo en la cara. - ¿Qué mierda estabas haciendo, enfermo de mierda? ¡¿Qué le hiciste?! - estaba enfurecida, cegada de ira. Royer trataba de defenderse, de detener los golpes, pero Sánchez le quebró la muñeca en el intento.

- ¡B-basta, por f-favor! - chilló mientras lloraba y gemía del dolor.

- ¡Te voy a matar, mierda! ¡Dime qué le hiciste!

- D-déjame.

Otro puñetazo más fuerte fué directo a la nariz, rompiéndola y haciendo que el pelinegro se desmayara.

Se puso de pié, no sin antes darle una última patada con sus tacones en el costado y se apresuró a ir hacía dónde Emilio.

- Mailo. - golpeó levemente la mejilla de éste. - Emilio, reacciona, por favor.

- Joaquín... - balbuceó intentando abrir sus ojos, pero fallando.

- Eso es, Mailo, abre los ojos, mantente despierto, por favor. Llamaré a una ambulancia. - avisó mientras se sentaba al lado del oji-café y sacaba su celular llamando inmediatamente al hospital y también a la policía.

¿Can I Hold You Again? // Adaptación Emiliaco - 2° Temp. de ¿Puedo Abrazarte?  Where stories live. Discover now