Negociando con tiburones

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Louise no puede esconder la felicidad que le creó hablar con sus hijas, el café de esta mañana volvió a tener sabor. La manera en la que un momento de bondad total puede tratar días enteros de miseria es sorprendente.

La opresión que sentía en el pecho al respirar se desvaneció, aunque parecía que se había convertido en parte de ella. A pesar de que Christopher le dijo que no le interesaba en lo absoluto, su tono de voz lo delató. Le duele. No sabe si es amor, pero está segura de que sigue sintiendo algo por ella.

Agradece tener a su madre, con quien no siempre ha coincidido, pero con la que tiene una deuda que sabe que nunca podrá saldar. Ha omitido contar este detalle con Greta, no quiere que le quiten esta ventaja, no quieren que le quiten esa tranquilidad. Sin embargo, no duraría mucho.

—Buenas noches, Louise —dice Greta acercándose una silla hacia donde está Louise y se sienta—. ¿Planeabas compartirnos que sabías donde estaban tus hijas?

—¿Planean contarme qué van a ganar con esto? —le contesta Louise.

—No somos las malas, Louise, estamos haciendo lo imposible por ayudarte y tú nos escondes cosas. A través de tu testimonio podríamos exhibir tantas cosas, pero no sé si debo sospechar que sigues de su lado, y así simplemente no funcionará, así que puedes largarte por aquella puerta para convertirte en polvo al salir.

Louise sabe que no fue una jugada limpia.

—Seré más transparente —dice Louise sin estar nada convencida de su promesa.

—Por el bien de todos, espero que sea así. Ahora, ¿me puedes explicar la razón por la que no quieres presentar cargos en contra de Christopher? ¿Sabes que eso nos daría mucha ventaja?

—Las llevó a la playa.

—Sí, pero las llevó sin permiso. Esto nos puede servir...

—Para exponerlo como el malo ante los medios.

—¡Él te falló, Louise, debes entenderlo! Creía que ya teníamos ese punto claro —el rostro de Greta no expresa más que desesperación—. Sabes que la exposición es necesaria.

—¡No me encanta la idea de que mi divorcio sea una maldita telenovela que todos puedan ver gratis por internet!, ¿sabes lo que le hará a mis hijas?

—¡Es lo que hay, Louise, tómalo o déjalo! No vengo a complacerte. Si no estás dispuesta a hacerlo, adelante. Por el momento, no tengo cabeza para lidiar con tu indecisión —dice Greta levantándose de su silla.

Louise respira, sabía que la tranquilidad iba a ser efímera. No puede permitir que Greta se vaya, finalmente, no tiene otra opción. Aunque le cueste admitirlo, depende de esa extraña para poder tener siquiera una oportunidad.

—Estoy aceptando esa parte, a partir de ahora, lo que yo sepa te lo haré saber enseguida —le responde Louise.

—Las negociaciones inician en una semana, no querrán irse a juicio, van a querer enterrar todo esto a la brevedad. Pero sin juicio, no tenemos nada.

—Yo tampoco quisiera irme a juicio para ser honesta.

—Te lo repito, sin juicio no tenemos nada —Greta se aleja, vaya que hablar con aquella mujer le genera dolor de cabeza—. Otra cosa, ten mucho cuidado con seguir utilizando ese teléfono con tu madre. 

Las mujeres del héroeWhere stories live. Discover now