Los cinco lados de la moneda

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Louise siente que va a vomitar y le tiemblan las manos, no soportó el olor del emparedado que le ofrecieron hace algunas horas. Pensar en que verá a Christopher en unos minutos, ahora que ambos son enemigos, hace que el medio recorra hasta el último rincón de su cuerpo.

La representa una firma de abogados que tiene un sitio web decente y dice que se dedica a las causas donde se vulneran los derechos de los menos protegidos. Eso le da algo de inseguridad, no le gusta encajar dentro de la categoría de un cliente que necesita protección y cuidado.

Greta le ha dicho que son muy buenos en lo que hacen y que no es la primera vez que se confrontan con el gobierno, pero Louise sabe que nunca ha habido una situación similar a la de ella.

Louise sigue preguntándoles qué es lo que obtendrán, pero siempre tienen una respuesta filantrópica que no le es suficiente. Hubiera querido que en el juicio donde puede perder a sus hijas, haber tenido la oportunidad de contratar a los mejores y más costosos abogados, pero se da cuenta que la vida en este momento solo le da la opción de conformarse con lo que tiene.

Hace unos minutos entraron en un edificio enorme, moderno y lleno de cristales, tuvieron que ir al piso quince. Greta dio claras indicaciones a una mujer con placa de que quería la seguridad al máximo, que cualquier cosa que sucedería aquí lo sabría el mundo en segundos.

Aunque Greta quiere aparentar fortaleza, Louise puede ver a través de sus ojos que está preocupada y tiene miedo. Le encantaría saber el pasado de esa mujer. Le gustaría poder entenderla mejor, pero siempre que Louise trata de platicar sobre el tema, Greta lo cambia.

A diferencia de Greta, Louise no puede esconder ni un poco de su pasado y su presente, su vida ha sido tan expuesta que sabe que pronto el mundo va a saber desde su primera borrachera en la universidad, de la marca de ropa que utiliza, de la lista de novios y pretendientes que tuvo. Sabe que en este momento cualquier cosa de su pasado la usarán para hacerla quedar como una mala madre.

—¿Él ya está aquí?

—Sí, Louise, llegó hace unos minutos —responde Greta apretando el botón del elevador repetidas veces.

—Bien —Louise se toma el pecho con las dos manos y toma un suspiro—. ¿Qué es lo que pasará aquí?

—Hablaremos con ellos a través de los abogados, vamos a poner las condiciones que quieres: custodia, protección, alejarse y, por supuesto, dinero.

—Ya te he dicho que no busco dinero, no soy ese tipo de mujer.

—Vaya, ¿qué tipo de mujer, Louise? ¿Te robaron tu vida y libertad y aun así sigues pensando que no te deben nada? Necesitas dinero para ser libre, mujer, y por lo que sé necesitas de la cartera de ese hombre hasta para comprar una maldita hamburguesa. Lo que vamos a pedir se llama compensación, pero ya verás cómo quieren jugar sucio.

—¿Eres abogada?

—Algo así —Greta interrumpe el comentario aclarando su garganta—. Bien, ¿estás preparada?

—¿Cómo alguien se puede preparar para algo así? Pero si lo que te preocupa es que mire a los ojos a Christopher y me arrepienta, no pasará.

—Louise, quiero que entiendas que no te juzgo por tu pasado, es el padre de tus hijas, lo entiendo, pero sí tú llegas a retroceder, harás que el trabajo de muchos se tire a la basura, te necesitamos fuerte —Greta trata de poner una expresión en su rostro que demuestre empatía, pero no le funcionó.

—Quiero que entiendas que no lo hago por ustedes, lo hago por mis hijas.

—Da igual la razón por la que lo hagas, pero ahora necesito que te pongas el saco de la maldita mujer más violentada del país. Ahora todas las personas que tengan acceso a un celular con internet podrán saber todo sobre ti, espero que sepas dimensionar ese aspecto.

Las mujeres del héroeUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum